Burbáguena

Cabecillas de una rebelión popular

Los miembros de la corporación municipal no se presentarán a las próximas elecciones_si la DGA y el Obispado no inician la restauración de la iglesia, agrietada de parte a parte y dañada por la humedad.

Las misas se celebran ahora en esta ermita.
Cabecillas de una rebelión popular
J. E.

Los vecinos de Burbáguena dicen que les ha costado menos conseguir unas buenas comunicaciones por carretera -y eso en Teruel es mucho pedir- que la restauración de su iglesia parroquial. Llevan 18 años solicitando a las administraciones que frenen el deterioro del edificio religioso, casi los mismos que reclamando la A-23 a Zaragoza y Valencia. La autovía se acabó hace dos años; el templo, dedicado a Nuestra Señora de los Ángeles, se agrieta de parte a parte.

A primeros de mes hubo que cerrarlo ante las conclusiones de informes técnicos municipales que hablaban de un riesgo "de moderado a alto" en la seguridad estructural de la iglesia. Le tocó al párroco, Héctor Abel Pérez, aterrizado en la localidad solo cuatro meses antes, comunicar la noticia a los fieles al acabar la misa. "Muchos lloraban y los más mayores me decían con tristeza que no esperaban volver a verla abierta", recuerda.

La situación ha hecho que todos los partidos políticos con representación en el Ayuntamiento, PAR, PP, PSOE y CHA, hayan decidido no presentar candidaturas a las próximas elecciones -mayo de 2011- si el Gobierno aragonés y el Obispado -a quienes consideran responsables- no inician la restauración del templo. La idea fue del edil socialista José Rodrigo, más conocido como Pepe 'el del PSOE', pero todos fueron a una. "En el último funeral, la iglesia se llenó de gente y sentí pánico de que alguien muriera aplastado. Pensé en dimitir, pero luego acordamos todos no participar en los próximos comicios", dice.

El cura también se siente identificado con la protesta de la corporación municipal. "Aquí solo contamos el día de las elecciones y eso no es justo", dijo. "Estoy con ellos porque son un pueblo que lucha por lo suyo y es lo que se debe hacer", añadió. Ya cuando llegó a Burbáguena, se quedó sorprendido de la gran preocupación que sentía la población por el estado de la iglesia. Nada más pisar el pueblo, el teniente de alcalde, Juan Pablo Fidalgo, lo cogió, literalmente, del brazo, y lo condujo hasta el interior del templo, donde le mostró una a una las grietas y las humedades. "Dadme un respiro, que acabo de llegar", espetó entonces.

Como explican a la par Fidalgo y Javier Lucia, ambos ediles del PAR, "la iglesia, aparte del valor religioso y afectivo que tiene para cada vecino, es un referente de la localidad, el edificio que caracteriza al pueblo, el lugar que todo el mundo quiere visitar cuando llega. No podemos dejar que se caiga".

Así, los concejales se han convertido en cabecillas de la decidida rebelión que han iniciado los vecinos de Burbáguena para salvar su iglesia, catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC), pero herida por el paso del tiempo y las humedades. En plenas fiestas de San Bernabé, con las calles llenas de veraneantes, no se habla de otra cosa. "Es una pena que la parroquia esté así", dice María Royo, una vecina. "No deberían haber dejado que se agrietara tanto", le apoya otra mujer, María Gonzalo. Pilar Soriano, toda su vida en Burbáguena, no se queda callada: "Es un templo precioso y se ha tenido que cerrar; no hay derecho".

La restauración no es sencilla. Se calcula que costaría 1,2 millones de euros, "un pastón", como resumen en el Gobierno aragonés. Para este año, desde luego, no hay nada presupuestado y para el que viene, está por ver, pues todavía no se han elaborado las cuentas de ese ejercicio. Malos tiempos para invertir en restauración patrimonial. Como ejemplo, desde la DGA explican que el año pasado hubo solo 700.000 euros para al arreglo de iglesias en todo Aragón.

Las arcas del Obispado de Teruel no están mejor. El vicario, Manuel Sebastián, dice sin tapujos que la Diócesis "no se puede hacer cargo por sí sola de esa inversión". No obstante, hay voluntad de contactar con la DGA para ver qué se puede hacer.

Si llegan las elecciones y no ha comenzado el arreglo, no habrá candidatos al Ayuntamiento de Burbáguena. No obstante, desde la Diputación Provincial lanzan un mensaje de tranquilidad. Según la legislación vigente, la corporación saliente tendrá la obligación de seguir en el cargo de forma provisional hasta la convocatoria de un nuevo proceso electoral. No habrá ingobernabilidad.