TERUEL

Conmoción en Torrelacárcel por la muerte del joven intoxicado

La autopsia apunta a que Ignacio G. H., que habría fallecido la noche del viernes, inhaló monóxido de carbono del calentador de gas. Los vecinos han contratado un autobús para ir a Gandía (Valencia), residencia habitual de la víctima y lugar en la que será enterrada.

La tristeza invadía ayer a los vecinos de Torrelacárcel tras haber sido hallado muerto en su casa la tarde del pásado sábado, por inhalación de monóxido de carbono procedente del calentador de gas, un joven que vivía en la localidad desde hacía unos meses, Ignacio G. H., de 22 años de edad.


Según explicó el alcalde, Pascual Soriano, el suceso ha producido una "gran conmoción" entre la población. El joven, aunque natural de Gandía (Valencia), acudía a Torrelacárcel -de donde es originaria su familia- todos los veranos y se implicaba en la organización de los acontecimientos del municipio, como las fiestas patronales. Últimamente se había instalado en la casa de su abuela tras haber encontrado un trabajo en la capital turolense, a unos 40 kilómetros de Torrelacárcel.


Buena parte de los vecinos se desplazarán hoy, en un autobús contratado por ellos, hasta la localidad valenciana de Gandía para asistir al funeral por la muerte del joven, que tendrá lugar a las doce del mediodía.


A falta de conocerse los resultados de los análisis de sangre, la autopsia practicada ayer por la mañana al cadáver de la víctima en las instalaciones del Tanatorio de San Julián de Teruel vino a confirmar la hipótesis inicial. De acuerdo a la información aportada por el alcalde, el joven habría muerto al respirar dentro de la vivienda monóxido de carbono, un gas nocivo que se produce por una mala o incompleta combustión de los combustibles orgánicos, en este caso, derivada de un defectuoso funcionamiento del calentador de gas del inmueble. En situaciones así, la víctima pierde el conocimiento y muere.


Pascual Soriano agregó que Ignacio G. H. habría fallecido la noche del pasado viernes, casi 24 horas antes de que fuese encontrado su cuerpo. Soriano indicó que así lo hizo constar la jueza en el acta del levantamiento del cadáver la tarde del pasado sábado.


"Los pueblos están desiertos"


Un vecino de Torrelacárcel, Juan José Paricio, que vive en la misma calle en la que residía el joven fallecido, si bien a unos 500 metros de distancia, relató que ni él ni su familia sospecharon que Ignacio pudiera tener problemas. Explicó que la vivienda del muchacho linda con otra que está deshabitada y que aunque muy cerca existe otra casa ocupada, sus inquilinos son muy mayores y se encuentran impedidos.


"En invierno los pueblos están desiertos y los pocos vecinos que quedamos, nos sentimos muy solos", dijo Juan José Paricio. El hombre añadió que aunque Ignacio hubiera pedido ayuda "nadie le habría oído, porque con este frío está todo el mundo en su casa".


Otra mujer que vive cerca de donde ocurrió el suceso, explicaba que Ignacio llevaba algunos días sin salir de casa porque se encontraba mal. En su opinión, el joven, sin saberlo, habría estado respirando gas durante bastante tiempo y enfermando por ello sin conocer las causas reales de su malestar.


Fue la madre del muchacho la que el pasado sábado, desde Gandía, dio la voz de alarma al no responder Ignacio a las llamadas de teléfono que le hacía. La mujer avisó a un amigo de su hijo y este, a su vez, al alcalde, quien junto con una vecina se dirigió al domicilio del joven, en la calle Hospital. Allí, el edil vio por la ventana que Ignacio estaba tendido en el suelo de la cocina. Al abrir una puerta trasera para socorrerle, tanto el alcalde como su acompañante percibieron olor a gas. Avisaron a la Guardia Civil y a los servicios sanitarios, que no pudieron hacer nada por salvar la vida del muchacho.