DEPÓSITOS SUBTERRÁNEOS

Investigan 7 zonas de Aragón para futuros almacenes de CO2 y localizan 50 km aptos

Se estudian áreas en Velilla de Ebro, Andorra, Caspe y La Zaida-Bujaraloz y se ampliará a Bajo Cinca y Monegros.La superficie sondeada afecta a medio millón de hectáreas y a cerca de 100 municipiosDe momento, la UE solo ha autorizado un sumidero en España para experimentar, en el Bierzo (León)

Localizar potenciales emplazamientos subterráneos para futuros almacenes de dióxido de carbono. Este es el objetivo de los trabajos de investigación que se están llevando a cabo en cinco zonas del territorio aragonés desde 2008 y que se van a extender ahora a otras dos áreas para conocer si su subsuelo cumple las condiciones necesarias para albergar en un futuro (lejano, por ahora) un almacén de dióxido de carbono. De momento, ya se han localizado 50 kilómetros de longitud que cumplen las características para ubicar un proyecto como este. Se sitúan en el cuadrante oriental de la Comunidad, en el entorno de Caspe, según explicaron fuentes de la DGA.

 

Esta solución de captura y almacenamiento de CO2 -en fase de experimentación en España- se plantea como medida para paliar las excesivas emisiones a la atmósfera que provocan el cambio climático. Las nuevas áreas de estudio se sitúan en estructuras subterráneas de Los Monegros, Bajo Cinca, la Ribera Baja, Campo de Belchite y Zaragoza y afectan a 43 municipios (alguno también en la provincia de Teruel). Varias localidades ya están siendo analizadas. Ahora se suman nuevas.

 

Según datos facilitados por el Departamento de Industria, Comercio y Turismo de la DGA, en total, los estudios -que lleva a cabo la empresa Endesa Generación-, afectan a 505.790 hectáreas de estructuras subterráneas en el territorio aragonés y a cerca de un centenar de municipios (con muchos la compañía ha mantenido reuniones informativas).

 

Tras año y medio de estudios, la compañía ha detectado una franja de 50 kilómetros aptos para enterrar CO2, en el cuadrante oriental de la Comunidad. Una cifra que podría aumentar con las nuevas prospecciones. No obstante, por el momento la Comunidad no puede construir ningún sumidero puesto que la Unión Europea solo autoriza uno por país y en el caso de España, se construirá una planta experimental de captura y almacenamiento en el Bierzo. Las obras están en marcha y el plazo de finalización es este año.

 

Las investigaciones de Endesa comenzaron en 2008 y entonces se centraron en el entorno de Caspe, el barranco de Lopín (Velilla de Ebro), en Zaida-Bujaraloz 1, y otras dos en Andorra. Para las tres primeras zonas, la compañía ha solicitado ya una prórroga para continuar sus estudios durante dos años más. El permiso del Ejecutivo autonómico tiene vigencia de dos años. Ahora, está pendiente de que se autoricen otros dos proyectos -denominados 'Ballobar' y 'Zaida-Bujaraloz 2'- para iniciar los nuevos trabajos. Será en breve.

Los estudios no implican "nada"

Fuentes de la compañía advirtieron, no obstante, de que no hay fecha para el inicio y aclararon que las investigaciones no implican "nada". Sí explicaron que en un horizonte de 20 años, todas las centrales térmicas deben estar asociadas a almacenamientos de C02. Algunos estarán en el mismo entorno, pero otros se ubicarán más lejos y habrá que construir conducciones para transportar este gas (ceoductos).

 

Endesa es la primera empresa o institución que ha solicitado los permisos necesarios para iniciar las tareas de caracterización de emplazamientos de almacenamiento en formaciones geológicas profundas en radios inferiores a 200 km de sus instalaciones generadoras. Estos estudios suponen una inversión de millones y los sondeos apenas suponen realizar un agujero de 50 centímetros en el terreno.

 

También solicitó permisos el Ministerio de Industria en 2008. En concreto, reservó dos zonas, en el entorno de Caspe y en el Maestrazgo, para una futura planta de experimentación. En el resto de España, se localizaron 11 emplazamientos posibles, aunque al final se optó por El Bierzo.

 

Las estructuras geológicas con más potencial de almacenamiento de CO2 son las formaciones salinas, aquellas que tiene alto contenido de sales disueltas. En Noruega, existe un sumidero en subsuelos de estas características que ha demostrado su viabilidad. También se suelen utilizar para estos enterramientos yacimientos de petróleo o gas natural, pero en España escasean. Los sumideros deben tener una capacidad mínima de 100 millones de toneladas, el volumen de gas que emite una central térmica de carbón a lo largo de los 30 años de su vida útil, y deben situarse a una profundidad de 1.000 metros.

 

Hay que tener en cuenta que si una tonelada de dióxido de carbono en condiciones normales ocupa 519 metros cúbicos, una vez licuado a más de 100 bares (la presión que se obtiene a esa profundidad en el agua) y 35 grados centígrados, queda en 1,3 metros cúbicos. El gas licuado se puede transportar e inyectar a través de conductos, pero debe hacerse en una formación geológica adecuada para que se asegure su inmovilización durante ingentes periodos de tiempo.