¿La leyenda de las Tres Sorores del Pirineo se exportó a las Blue Mountains de Australia?

Los investigadores Juan José Nieto y María Pilar Ezquerra plantean en la revista Alazet la teoría de que algún emigrante aragonés o francés la llevó al otro continente dada la similitud con el mito aborigen.

Imagen de las Tres Sorores, formadas por Monte Perdido (3.355 metros), Cilindro (3.328) y Añisclo (3.263).
Imagen de las Tres Sorores, formadas por Monte Perdido (3.355 metros), Cilindro (3.328) y Añisclo (3.263).
Félix A. Rivas (SICPA)

¿La popular leyenda de las Tres Sorores de Sobrarbe, que hace referencia al origen de Monte Perdido, Cilindro y Añisclo, fue exportada por algún emigrante aragonés o francés a Australia y asociada también a las Tres Hermanas de las Blue Mountains de ese país? Esta es la teoría que plantean el historiador Juan José Nieto y la profesora María Pilar Ezquerra en el nuevo número de la revista de filología Alazet, publicada por el Instituto de Estudios Altoaragoneses de la Diputación Provincial de Huesca.

Ambos investigadores aseguran que las dos leyendas guardan muchas similitudes ya que el fondo antropológico de la historia es idéntico, de ahí que pongan sobre la mesa la hipótesis de un posible trasvase cultural vinculado al castigo por no respetar el matrimonio tradicional.

Aunque hay varias variantes en la versión aragonesa, la más extendida alude a que tres hijas de un rey cristiano de Aragón se enamoraron de tres jóvenes moros. Sus padres intentaron convencerlas para que lo dejasen y como no pudieron, las encerraron en una habitación. Pero aprovechando que su padre se fue de viaje, ellas sobornaron a sus guardianes y huyeron al encuentro de los muchachos, pero equivocaron el camino y fueron hacia el norte. Después de tres días, el padre regresó y las maldijo: “Que la maldición de Dios caiga sobre ellas, dondequiera que estén”. Ellas habían llegado al valle de Benasque y se dirigían hacia el Portillón, pero sufrieron un gran temporal que las dejó paralizadas por la nieve y se convirtieron en tres picos cubiertos de nieve gran parte del año. Este mito se extendió gracias al auge del pirineísmo a partir del siglo XVIII.

Una historia muy semejante  a la leyenda que rodea a las Tres Hermanas de Australia, a las que los aborígenes nombran como Meehni, Wimlah y Gunnedoo. Este mito se originó en 1931 a través de una historia aportada por Patricia Stone en la sección infantil del Sydney Morning Herald. Según esta versión, estas tres hermanas vivían en el valle de Jamison y pertenecían a la tribu Katoomba. Se enamoraron de tres hombres de la tribu vecina de Nepean pero las leyes impedían el casamiento y los hermanos decidieron secuestrar a sus enamoradas. En una disputa, el más anciano de la tribu de los Nepean las convirtió a las tres en piedra para proteger a los hermanos, pero el anciano murió en la lucha y no pudo deshacer el conjuro.

Los autores de este estudio reconocen que existen muchos lugares alrededor del mundo con leyendas sobre la petrificación de hermanas. En España citan el caso de las Dos Hermanas de Codes (Cantabria) y las las tres hermanas de Etayo, en la muga de los Arcos (Navarra). 

Juan José Nieto y María Pilar Ezquerra esperan que futuras investigaciones permitan dilucidar cuándo y cómo se pudo producir ese trasvase cultural y qué fue lo que movió a los aborígenes australianos a la identificación y asimilación plena de la leyenda de las Tres Sorores en su cultura.

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