Julián Ruiz: "Llevar dos diócesis no es lo ideal y en España solo hay otro caso"

Obispo de Huesca y de Jaca desde 2011, el 23 de diciembre asumirá la diócesis de Sigüenza-Guadalajara. El nombramiento le produce una sensación "agriculce", asegura.

Julián Ruiz en su despacho del obispado de Huesca.
Julián Ruiz en su despacho del obispado de Huesca.
Diócesis Huesca

Enhorabuena por su designación como obispo de Sigüenza-Guadalajara. ¿Es un diócesis mayor de que las de Huesca y Jaca?

Todo cambio supone un desarraigo y, por tanto, hay una sensación agridulce. Siento dejar las diócesis de Huesca y Jaca, a las que he servido casi 13 años. La Diócesis de Sigüenza- Guadalajara es muy extensa, tiene aproximadamente 12.000 km² y 270.000 habitantes. Hay más sacerdotes, más parroquias y más patrimonio, pero sobre tenemos que entender que un cambio en los obispos no significa ninguna promoción ni un traslado por voluntad. 

Lo de llevar dos diócesis ¿es muy complicado?

La iniciativa comenzó en España tras la muerte en 2001 de los obispos de Jaca y Huesca, José María Conget y Javier Osés. Nombraron administrador apostólico al entonces obispo de Barbastro-Monzón, Juan José Omella, y después, obispo de ambas diócesis a Jesús Sanz. Es una figura del Derecho canónico. Las diócesis mantienen su identidad y estructura y solo están unidas in persona episcopi. Después se hizo con las diócesis de ciudad Rodrigo y Salamanca. En España solo hay estos dos casos. Es complicado desde el punto de vista práctico por los viajes y la duplicidad, pero como hay gran colaboración entre los sacerdotes (el obispo no lo hace todo) y excelentes seglares se puede realizar la misión. No es lo ideal pero Jesús Sanz y yo lo hemos hecho y esperamos que la Santa Sede considere qué es lo oportuno tras mi toma de posesión en Sigüenza-Guadalajara. 

¿Cómo las encontró y cómo las deja?

Las encontré dinámicas, esperanzadas y las dejo con la triple herida de lo que se ve en tantas poblaciones de la España vaciada: el envejecimiento, la despoblación y la dispersión. La de Huesca tiene buenas comunicaciones porque es radial y en una hora se llega a todas las parroquias. La de Jaca es un poco más complicada porque incluye parte de Huesca y de la zona norte de Zaragoza en la que los desplazamientos son más difíciles. Cuando en los pueblos cierran tantas luces, la iglesia pretende que siga viva la luz del Evangelio. Lo intentamos con nuestras limitaciones porque somos cada vez menos sacerdotes.

¿Rezó más de lo habitual durante la pandemia?

Sí. Todos los días recé por los que iban falleciendo, sus familiares, los enfermos, los sanitarios (que realizaron una labor ingente)… Fueron momentos muy duros porque no habíamos visto ningún acontecimiento parecido. También hubo enormes gestos de responsabilidad. Agradezco el trabajo de los sacerdotes, entre ellos los capellanes sanitarios. Y en las comunidades religiosas la oración fue intensa y fervorosa.

¿Cómo está el asunto de los bienes de tres parroquias de la diócesis de Huesca retenidos en el Museo Diocesano de Lérida? 

Los bienes que reivindicamos son el Frontal de Berbegal, la tabla de la Crucifixión de Peralta de Alcofea y la portada románica de El Tormillo. Pregunté a la Santa Sede por el procedimiento que había que seguir y ya ha respondido. Las acciones consecuentes deberán ser dirigidas y orientadas por quien sea mi sucesor, pero la reivindicación está clara desde nuestro punto de vista.

¿Para qué ha convocado el Papa a todos los obispos de España en Roma el próximo día 28?

El Papa promovió la visita de dos sacerdotes sudamericanos para ver los seminarios en España. El declive vocacional hace que algunos tengan poco alumnos, lo que incide en las dimensiones de la formación humana, espiritual y pastoral. La diócesis de Huesca tiene dos seminaristas, que estudian en el Metropolitano de Zaragoza, donde hay 16. Los visitadores redactaron un informe con conclusiones y nos han convocado para hablar de la situación.

¿Está inactivo el Seminario de Huesca? 

Es un edificio con vida. Se realizan las reuniones de sacerdotes y arciprestazgos y es sede del aula donde se imparte la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica para los alumnos de Magisterio que quieren ser profesores de religión. Nuestros seminaristas viven de domingo a viernes en Zaragoza y de viernes a domingo residen en Huesca.

Hay otro informe, el del Defensor del Pueblo sobre los abusos a menores en el clero. ¿Qué opinión le merece?

La iglesia es consciente del problema y está cerca de las víctimas, como lo estuvo siempre. No queremos eludir la responsabilidad, pero el mismo informe dice (e insisto en que no es una excusa) que la proporción de abusos dentro de la iglesia es poco significativa (con que hubiese un solo caso ya tendríamos que pedir perdón). Estos se producen fundamentalmente en el ámbito familiar, en asociaciones deportivas, clubes... No queremos extender la mancha sino ser conscientes de la realidad. Hay números que no se ajustan a ella a partir de la extrapolación de una encuesta. La Conferencia Episcopal Española ha aprobado un protocolo y se ha salido al paso de esta lacra sangrante, de este punto oscuro que a todos nos hace sentir dolor. Vamos a reconocer y reparar desde el afecto, el seguimiento y, si fuese necesario, desde el punto de vista económico pero dentro de una respuesta que debe ser global a un problema que tiene unas raíces sociales.

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