SOS de las pescaderías de barrio: "Ahora se gasta más en ocio y hostelería que en comprar un buen producto para casa"

Pescados Mompradé, en Huesca, lanza una original iniciativa con unas camisetas que reivindican el orgullo de comprar en estos comercios tradicionales que están en peligro de extinción.

Fernando Mompradré, en la pescadería que lleva su nombre en Huesca, posa con la camiseta que repartirá entre sus clientes para reivindicar la supervivencia de este tipo de comercios especializados.
Fernando Mompradré, en la pescadería que lleva su apellido en Huesca, posa con la camiseta que repartirá entre sus clientes para reivindicar la supervivencia de este tipo de comercios especializados.
Rubén Darío Núñez

Las pescaderías de barrio de están convirtiendo en tiendas en peligro de extinción. La fuerte competencia en precios de los supermercados y grandes superficies están abocando al cierre de este tipo de comercios especializados, como está ocurriendo en la ciudad de Huesca, donde apenas quedan cuatro negocios tradicionales de este tipo abiertos cuando hace unas décadas se acercaban a la treintena. 

La reciente bajada de persiana de la Pescadería Pirineos, en la plaza Lérida, ha hecho saltar las alarmas en el sector, que ha lanzando un SOS a los clientes oscenses para que les ayuden a sobrevivir. Al frente de este grito casi desesperado está Fernando Mompradé, quien lleva más de 40 años al frente de una pescadería que lleva su apellido en la calle San Orencio. Junto a él trabajan su hermana y otra persona. 

"Heredamos este negocio de mis padres y como era su pasión, voy a luchar de todas las formas posibles para poder salir adelante. Por eso estamos siempre buscando proveedores nuevos, nuevas ideas, inventos... para que no seamos los siguientes que cerremos", afirma con esperanza este pescatero que entró en el negocio con solo 17 años.

Fernando Mompradé asegura que desde 2008 vienen registrando una paulatina caída de ventas pero admite que actualmente el sector está atravesando "los peores momentos". Algo que atribuye al cambio de hábitos sociales. "La gente compra sobre todo en las grandes superficies, pienso que por comodidad y no valora tanto la calidad, y el pescado de calidad vale dinero porque es escaso. En los supermercados funcionan más con género de importación y de crianza, que es más económico", explica. En este sentido, lamenta que no se tengan en cuenta los "puntos fuertes" que tienen las pescaderías de barrio como la cercanía, el trato profesional y el conocimiento del producto, "porque en una gran superficie igual un día te cortan mortadela y otro pescado, pero nosotros llamamos a lonja, seleccionamos cada pescado uno por uno y controlamos la pieza desde el origen hasta el destino... Y no es lo mismo", resalta. 

A su juicio estos hábitos se han reforzado aún más a raíz de la pandemia "porque la gente es más de vivir al día y de salir y ahora gasta más en ocio y en hostelería que en comprar un buen producto para comer en casa"

En su caso, ha hecho el esfuerzo de innovar saltando a las redes sociales con vídeos donde muestra el género y da consejos a los potenciales compradores. Además, cada mañana envían por Whatsapp recomendaciones, ofertas y novedades a los clientes con tarjeta de fidelización. "Tienen muy buena aceptación y se nota que están muy a piñón y contentos con nosotros, pero cada día nos faltan 20 o 30 compradores en la tienda y ese es el problema", destaca. 

También trata de renovar continuamente el género. "Lo traemos de muchos sitios y está muy mimado. Por ejemplo, tenemos un proveedor en Huelva que se dedica solo a gamba roja, gamba blanca y cigala y la prepara de maravilla con hielo que te llega en 24 horas. Intentamos traer pescado que no sea prohibitivo sino para todos los bolsillos", señala. 

Pese a ser competencia, admite que el cierre de Pescadería Pirineos le dio "mucha pena" y, de hecho, se siente en cierta manera un poco responsable ya que en su día animó a su última propietaria a tomar las riendas del negocio tras jubilarse su jefe. "Le hice ganas de que se quedara con él y he sentido mucho que cerrara ya que siempre que un negocio desaparece hay detrás una tragedia personal", lamenta. 

Jaca se quedará con una sola pescadería

Mompradé advierte de que en Huesca solo sobreviven cuatro pescaderías especializadas y que en Jaca, por ejemplo, solo va a quedar una ya que la otra que resistía ha anunciado su cierre el 31 de agosto. 

Para tratar de frenar esta sangría, este pescatero oscense ha lanzado una original iniciativa. Repartir entre sus clientes una camiseta con el lema 'Yo soy de pescadería tradicional'. Con ello busca "que la gente se haga fotos o vídeos con ella para exteriorizar su orgullo de comprar en una tienda pequeña y nos ayude a concienciar al resto de la importancia del papel que desempeñamos en el tejido comercial de la ciudad antes de que sea demasiado tarde", subraya. Porque insiste en que "las grandes superficies también tienen derecho a su cuota de mercado pero sin que desaparezcamos nosotros". 

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