Frente a la intolerancia de los vándalos, los libros arropan a la Giganta Filandera de Ayerbe

Desde la asociación Apiac valoran "esta esperanzadora reacción al enfado ante la enésima rotura del patrimonio cultural ayerbense".

Giganta Filandera de los Mallos de Riglos, ubicada en Ayerbe, con libros en sus dañados brazos
Giganta Filandera de los Mallos de Riglos, ubicada en Ayerbe, con libros en sus dañados brazos
Apiac

La Giganta Filandera de los Mallos de Riglos, ubicada en Ayerbe, está cansada de sufrir agresiones. Frente a los actos incívicos que la dañan y pintarrajean, hay quienes están dejando libros en su maltrechos brazos para que quien lo desee se los lleve a su casa.

Desde la Asociación para la Promoción Integral de Ayerbe y Comarca (APIAC) quieren destacar esta reacción anónima que "nos hace ver que, frente a la intolerancia, hay esperanza", señala Anusca Aylaga, miembro de la junta directiva. "La persona -o las personas, porque creemos que son dos- que están dejando los libros parecen lanzar un mensaje: eduquemos o, más bien, compartamos la cultura, frente a estos hechos dolorosos, porque estas cosas duelen". 

La escultura fue realizada por la artista Ana Béjar en verano de 2021, como parte de una intervención artística en el Sendero de las Filanderas del parque natural de la Fontaneta, uno de los lugares más queridos por los ayerbenses. Representa a una diosa creadora de la naturaleza que también se ocupa del ciclo de la vida de los seres que la rodean.

Lamentablemente, muy poco tiempo después de ser instalada ya sufrió los primeros ataques, que se han ido repitiendo -"el último habrá sido hace una semana", apunta Aylaga-, destruyendo parte de su rostro, pecho, brazos y manos, además de ser pintarrajeada, "incluso con esvásticas".

Ante estos ataques al arte, varias personas están dejando libros en los brazos de la Giganta con el deseo de que cualquier paseante pueda coger uno, llevárselo a su casa para leerlo y después volver a dejarlo si lo desea, para que otra persona pueda disfrutar de su lectura. "Los dejan bien envueltos en bolsas de plástico, preparados para el invierno", señala Anusca Aylaga.

Esta acción de compartir la literatura comenzó el año pasado en el paseo de la Fontaneta al verse libros, como dejados al azar, sobre los bancos. "Muchas personas han valorado positivamente la generosidad de quienes los dejan y la buena idea de generar sostenibilidad reutilizando los libros en una especie de pequeña biblioteca en la naturaleza", destacan desde Apiac.

Los hechos vandálicos contra las esculturas que embellecen la localidad se vienen repitiendo contra la Giganta y otras piezas, como la Virgen de Casbas ubicada en la plaza, también de la artista Ana Béjar, "que está muy dolida" . "Al repetirse una y otra vez pueden acabar pasando desapercibidos, pero hay que denunciarlos y, en este caso, la acción de dejar libros en los brazos de la Giganta -valora la vocal de Apiac- es una bonita reacción al enfado ante la enésima rotura del patrimonio cultural ayerbense".

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