Homenaje al pionero en Aragón del rescate medicalizado en montaña

Médicos y montañeros recuerdan en Zaragoza a José Ramón Morandeira en el décimo aniversario de su muerte.

El doctor José Ramón Morandeira, en una imagen de archivo, curando las congelaciones de un paciente.
El doctor José Ramón Morandeira, en una imagen de archivo, curando las congelaciones de un paciente.
Asociación Jose Ramón Morandeira

"Como médicos, nuestra obligación es salvar vidas. Como socorristas, ayudar a hacerlo. Como individuos, proteger la natu­raleza y solidarizarnos con nuestros conciudadanos. Como montañeros, defender la montaña y acudir en auxilio de nuestros compañeros de afición o de cordada". José Ramón Morandeira, autor de estas frases, tuvo una intensa vida como montañero, médico y profesor. Él ayudó a apuntalar el modelo de socorro alpino del que disfruta Aragón y fue el artífice del rescate medicalizado, exportado a otras comunidades autónomas. Por el máster de Medicina de Urgencia en Montaña, que encabezó, pasaron 400 sanitarios, cantera de los futuros especialistas que atienden a los accidentados, ya sea en un barranco o en un tresmil. 

Morandeira murió el 4 de noviembre de 2012 en Viella. Lo hizo en su ambiente, durante un congreso de montaña con los mejores alpinistas y escaladores, como Edurne Pasaban, Carlos Pauner o Sebastián Álvaro. Él y la médico María Antonia Nerín habían pronunciado una conferencia. En el hotel, aquella noche empezó a sentirse mal y horas después fallecía en el hospital del valle de Arán, a los 67 años, de una disección de aorta.

Una imagen de José Ramón Morandeira en Kathmandú
Una imagen de José Ramón Morandeira en Kathmandú
Heraldo

Con motivo del décimo aniversario de su muerte, se ha celebrado esta semana un homenaje en Zaragoza. Los actos han sido organizados por la Asociación de Medicina de Montaña que lleva su nombre, creada en 2016 para conservar y aumentar su legado. Han colaborado la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza y el BBK Mendi Film. 

Durante la primera jornada, en el Aula Magna Santiago Ramón y Cajal de la Facultad de Medicina, se proyectaron varios vídeos con él como protagonista: uno sobre su trayectoria profesional y deportiva, otro hablando de las congelaciones, a las que dedicó buena parte de su carrera profesional, y un tercero citando a Lionel Terray en el campo base del Everest. 

Pero el acto más emotivo tuvo lugar en los jardines de la Facultad, donde se plantó un espino albar y se descubrió una placa 'in memoriam' mientras los asistentes cantaban 'Gaudeamos igitur'. La placa, con un código QR donde puede verse su extensa biografía, destaca su labor como cirujano, investigador y montañero y su pasión por "la vida y el conocimiento". El atril ha sido financiados por discípulos y amigos suyos y también ha contribuido la Federación Aragonesa de Montañismo. 

Entre los asistentes estaban su hijo pequeño, José Morandeira; Iñigo Soteras, médico de rescate en montaña de los Bomberos de Cataluña; Ramón Viñas, de Serraduy, paciente y amigo de José Ramón; Víctor Longás, que desde su cargo político fue parte del proceso de medicalización del rescate de montaña en Aragón; Pepe Borrel, presidente del Colegio Médicos de Huesca; Antonio Millán, enfermero de Graus jubilado; María Antonia Nerín, colaboradora suya y que está al frente de la asociación que lleva su nombre; Manuel Vazquez, enfermero del 061 de montaña; o Isabel Cuenca y José Luis San Vicente, enfermeros de Tarazona, ya jubilados. Casi todos pasaron por sus aulas en la especialización sanitaria de montaña.  

José Ramón Morandeira García La Cruz nació en Santiago de Compostela pero cuando apenas era un bebé se trasladó a Zaragoza, su ciudad materna. Su afición a los deportes de montaña llegó de la mano de su tía Conchita, hermana de su madre, con la que empezó a subir montañas en el Pirineo aragonés y a esquiar en Candanchú en los años 50. En 1962 sufrió congelaciones en los pies en un glaciar del Mont Blanc, lo que le llevó a interesarse por esta patología, una de las facetas de su carrerea profesional. 

Fue cirujano, científico y montañero, especializado en cirugía experimental y con reconocimiento internacional en la medicina de montaña. Estuvo en la Unidad de Congelaciones y Medicina de Montaña del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza; participó como alpinista y como médico en expediciones internacionales a las principales cordilleras del mundo; y se comprometió con proyectos de cooperación en Nepal.

También fue profesor de la Universidad e investigador. En esta última faceta, ayudó a crear el Centro de Investigaciones Biomédicas de Aragón, que curiosamente se inauguró pocas semanas después de su muerte. 

Pero sobre todo su labor pública ha trascendido por su contribución al rescate en montaña. Según explica María Antonia Nerín, de la Asociación de Medicina de Montaña José Ramón Morandeira, en el año 1964 Pepe Díaz, presidente de la Federación aragonesa, le encargó la creación de un grupo de socorro. "Viendo lo poco operativo que era llegar a los accidentados desde las ciudades y solo contando con voluntarios, se solían rescatar cadáveres. Así que se fijaron en el modelo francés, público, profesional, con policía judicial y ubicado en las zonas de montaña. Fue un largo camino, que precisó de muchos apoyos y no pocos viajes", explica.

Pero Morandeira dio un paso más allá. No solo había que llegar hasta los accidentados, labor encomendada a la Guardia Civil, sino que se necesitaba un médico o un enfermero que los acompañara para tratar el dolor en el lugar del accidente, reducir la mortalidad y evitar las secuelas. 

En 1995 fue nombrado Coordinador de los Cursos Universitarios de Especialización en Medicina de Urgencia en Montaña, y desde 2003, director del Máster en Medicina de Urgencia en Montaña. Entre 1996 y 2012, año de su muerte, estos cursos formaron a más de 400 médicos y enfermeros, lo que permitió la medicalización del rescate en montaña en Aragón y de expediciones científicas y deportivas.

El homenaje contó con una nutrida representación de la Guardia Civil de Montaña, que ha destacado su papel de "padre y precursor del rescate sanitarizado en montaña y una de las figuras más importantes de la medicina de montaña de nuestro país", destacando sus estudios de las congelaciones. Ese modelo ha sido inspiración, dice, "para las demás comunidades autónomas y ha demostrado una mejora en la supervivencia de los accidentados en montaña".

La Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (Fedme) también quiso sumarse al homenaje recordando que se le premió en varias ocasiones y que participó como médico en 17 expediciones internacionales, "donde siempre se preocupó por asistir a los habitantes que vivían en los valles por donde transcurrían las marchas de aproximación". "Todo nuestro reconocimiento a un visionario, científico y profesor universitario, cuya pasión fue la de ayudar a los montañeros y montañeses".

Pasados 10 años de su muerte, la Asociación tiene por delante varios retos, como el aprovechar las 35 horas grabadas en el valle del Khumbu en 2011, encontrar un espacio público para los primeros botiquines de expedición, sus diapositivas, clases y otras pertenencias o, incluso, publicar un libro con sus escritos durante las expediciones.

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