Los escolares de Azanuy llevan a Madrid la plaza del futuro de su pueblo: Robotplaza

El proyecto de los once alumnos de esta escuela unitaria es uno de lo seis que representará a Aragón en la VII Edición de Reto Tech, iniciativa de la Fundación Endesa para innovar en la formación de los más jóvenes. 

Alumnos de la escuela de Azanuy.
Alumnos de la escuela de Azanuy.
Heraldo

Los alumnos del colegio de Azanuy, integrado en el CRA Estadilla-Fonz, viajarán a Madrid el 16 de junio para participar en la VII Edición de Reto Tech, iniciativa de la Fundación Endesa para impulsar proyectos educativos innovadores que transformen la formación de los más jóvenes. La propuesta del centro  esta localidad literana es una de las seis que representará a Aragón en la capital de España. Se trata de un colegio unitario con tan solo once alumnos de edades comprendidas entre los 3 y los 11 años.

A través de esta iniciativa la Fundación Endesa ha planteado un reto dirigido al personal docente y a los estudiantes de las comunidades autónomas de Madrid, Aragón, Andalucía, Extremadura, Cataluña, Islas Baleares y Canarias: desarrollar un proyecto tecnológico que resuelva una necesidad real de su entorno, utilizando para ello técnicas como la robótica. Los alumnos de Azanuy lo han desarrollado centrados en la plaza de su pueblo.

"Para nosotros fue toda una sorpresa, ya que las características de nuestro centro como escuela  unitaria nos hacían pensar que era difícil que nos seleccionaran. A partir de aquí y partiendo de la experiencia con robots de suelo, que ya teníamos del curso pasado y en el que también la trabajamos de manera semanal, no hemos dejado de disfrutar, aprender, ensayar, equivocarnos para encontrar una solución y trabajar en equipo", explica Julio Benito, profesor del colegio de Azanuy.

Durante el proyecto, que se ha realizado a lo largo de todo el curso, han estado asesorados y formados por el personal de Reto Tech; llevando a cabo diferentes retos con el objetivo de que el alumnado vaya aprendiendo de una manera progresiva el lenguaje de programación y el diseño 3D. 

Según señala el docente, la robótica permite razonar de manera distinta y obliga a tener una organización antes, durante y después, favoreciendo el trabajo entre compañeros. “Los más pequeños también han contribuido, ya que el programa no solo tiene un espacio de programación con bloques, también hay otro con iconos pensado para el alumnado de Infantil”, indica.

Todo lo trabajado durante el curso ha desembocado en la preparación de un proyecto que finalizará con la presentación en Madrid, junto al resto de centros seleccionados. Julio Benito destaca la implicación de las familias, sin las cuales, asegura, este sueño no hubiera sido posible, así como la de los verdaderos protagonistas del aprendizaje, los once maravillosos alumnos de Azanuy que ya visualizan la plaza del futuro de su pueblo: Robotplaza. “El trabajo siempre tiene su recompensa”, concluye.

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