Tres generaciones de los Titiriteros de Binéfar se reúnen por primera vez en un escenario

A Paco Paricio, Pilar Amorós y sus hijas Marta y Eva se unirán sus nietos Anibal, de 9 años, y Rita, de solo 6, este domingo en Monzón en el estreno de un nuevo espectáculo por el homenaje a Guillem de Mont-Rodon.

Ensayo general del espectáculo 'El Rey y las juglaras' que reúne a tres generaciones de los Titiriteros de Binéfar.
Ensayo general del espectáculo 'El Rey y las juglaras' que reúne a tres generaciones de los Titiriteros de Binéfar.
Marta Franco

El cine Victoria de Monzón será el escenario este domingo, 23 de mayo, del estreno de un nuevo espectáculo histórico de los Titiriteros de Binéfar, 'El Rey y las juglaras', en el marco del homenaje a Guillem de Mont-Rodon. Con todo, lo más singular es que sobre el escenario coincidirán tres generacionesPaco Paricio (66) y Pilar Amorós (66), fundadores de la compañía en 1977, sus hijas Eva (40) y Marta (42), a las riendas de Titiriteros desde hace unos años, y sus nietos Aníbal García Paricio, de 9 años, y Rita Ibarz Paricio, de tan solo 6 años. "Un hecho sin parangón en las artes escénicas aragonesas y probablemente españolas, quizás solo precedido por la saga de la familia Aragón, semillero de payasos de TVE", destacan.

Los Titiriteros recrean en esta obra original la infancia del rey Jaime I, educado por la orden de los Templarios en Monzón, e imaginan cómo hubiera sido la vida del monarca de no haber accedido al trono. La obra parte de una pequeña anécdota del rey sucedida en Monzón siendo niño, cuando escapó por los pasadizos subterráneos del castillo junto a su primo Ramón Berenguer y juntos lograron alcanzar el río Cinca, donde fueron descubiertos. 

El espectáculo se integrará en la recreación histórica del homenaje a Guillem de Mont-Rodon, maestre tutor del rey Jaime, y del pasado templario de la villa y el castillo de Monzón (siglos XIII al XVI), que este año se completa con visitas guiadas al castillo a lo largo del fin de semana. Los Titiriteros aportan una visión crítica de la sociedad medieval y añaden un matiz pacifista a un tiempo histórico marcado por las guerras y las conquistas. “En este momento, en el que proliferan las recreaciones bélicas de hechos violentos, nosotros queríamos aportar nuestra visión de las cosas”, explica Paco Paricio.

Familias de actores ha habido muchas, pero de tres generaciones coincidiendo sobre el escenario y copando un reparto no conocen más antecedentes. Además, en el caso de los Titiriteros no solo son, todos los que están, sino que están, todos los que son. Paco y Pilar tuvieron dos hijas, y estas, uno cada una. “Quizás en los circos trashumantes de la primera mitad del siglo XX se haya dado el caso, pero en la escena contemporánea no recuerdo un antecedente”, asegura Paricio.

“La verdad es que al inicio del proceso creativo no estaba previsto, ni imaginado; pero al averiguar que el rey Jaime tenía 6 años cuando es llevado a Monzón y que su primo Ramón Berenguer tenía 8 cuando protagonizan aquella anécdota -casi exactamente las edades de Aníbal y Rita- todo vino rodado”, afirma.

En realidad, “como nos pasó a nosotras”, reconoce Eva, Aníbal y Rita han estado merodeando o subiendo al escenario prácticamente desde que empezaron a andar. Aníbal ha llegado a tener sitio en escena con batería propia –de juguete y sin sonorizar- y desde muy pequeño trataba de emular a Roberto Aquilué, Quiri, batería de Titiriteros de Binéfar, a quien no perdía nunca de vista. Rita ha manejado también confetis, títeres y artefactos en varios espectáculos. 

Para Pilar Amorós, titiritera, madre y abuela de titiriteros “es algo muy emocionante”. “Yo sencillamente, me derrito", añade. Para Eva es también una circunstancia muy especial. “Mi madre y yo hace muchos años que no coincidimos en un escenario, salvo en circunstancias muy puntuales, y además en esta ocasión ha sido todo muy distinto”.

El Rey Jaime I el Conquistador (Paco Paricio), mayor y achacoso en el último año de su vida, recibe a una troupe de juglaras que representan para él cómo hubiera sido su vida si aquella fuga hubiera tenido éxito y nunca hubiera llegado a reinar. Vista la recreación, el monarca se emociona y reconoce que la visión de las cosas que tienen el pueblo y la corte son muy distintas. De algún modo, el viejo rey maldice tantas conquistas y batallas, y en un gesto de magnanimidad, permite a las juglaras ejercer su oficio y representar la obra en los cuatro confines de su reino. Para los Titiriteros, hay un claro paralelismo con su situación vital ya que, de algún modo, Paco Paricio y Pilar Amorós parecen entregar definitivamente el testigo a sus hijas. “Todo lo que hacemos los artistas y creadores tiene siempre un punto autobiográfico”, aclara.

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