turismo activo

El heliesquí despega en Aragón

La actividad es bien recibida por el Ayuntamiento de Bielsa, donde se ha estrenado, y suscita recelos en  agentes forestales y ecologistas.

Vuelo en pruebas de Altituderides en el término municipal de Bielsa.
Vuelo en pruebas de Altituderides en el término municipal de Bielsa.
Altituderides

¿Una actividad capaz de incrementar los potenciales clientes de esquí en Aragón o nuevos impactos que generarán molestias en zonas sensibles del Pirineo? El heliesquí se ha estrenado en Aragón y no ha sido a gusto de todos. Los primeros vuelos, en la zona de Bielsa, se iniciaron el pasado mes de marzo, poco después de que la empresa promotora, Altiturides, obtuviera el permiso del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) para llevar a los esquiadores a las cimas y desde allí realizar los descensos.

Desde el Ayuntamiento de Bielsa confirmaron la realización de vuelos de prueba y con algunos esquiadores. “Bajar esquiando una montaña, de momento no está prohibido”, comenta el alcalde, Miguel Noguero. A su juicio, “a 2.600 metros y en invierno, no se molesta a nadie”. Él recuerda además que el Inaga ya impuso una serie de limitaciones.

Es la primera vez que se da el visto bueno a esta actividad de turismo activo en Aragón, y en España solo la realiza una empresa en el valle de Arán. El Instituto Aragonés de Gestión Ambiental suprimió algunas de las rutas propuestas, como los dos itinerarios con inicio, final o sobrevuelo en el ámbito del Parque de Ordesa y su zona de protección; y modificó otras que discurren a menos de 1 km de distancia de los sectores de nidificación de quebrantahuesos en el valle de Urdiceto. También estableció condiciones en las áreas críticas del urogallo y las área de nidificación del águila real, y prohibió la entrada de los esquiadores durante los descensos en las masas boscosas donde habita el urogallo.

El alcalde de Bielsa, que asegura que la empresa lleva dos años realizando gestiones para intentar conseguir los permisos, cree que partiendo de los condicionantes ambientales, la actividad puede tener futuro en la zona. Algunos vuelos despegan de la vecina estación francesa de Piau Engaly, al otro lado del túnel de Bielsa, para esquiar en las montañas españolas, ya que en Francia el heliesquí está prohibido. Los clientes además comen y se alojan en la comarca de Sobrarbe y tienen un poder adquisitivo alto. “No está prohibido ni volar ni bajar esquiando por las montañas. Y ya se les han impuesto unas limitaciones ambientales”, concluye el responsable municipal.

El propio informe de autorización habla de pros y contras. Por una parte, reconoce que el descenso en esquí no supone una modificación sustancial del entorno, y de hecho en la zona se practica esquí de travesía. Pero, por otra, advierte del incremento de actividades en helicóptero, que en caso de incrementarse en el futuro “generarán molestias y riesgos que hasta la fecha no se han producido”. La misma empresa explota en Benasque un negocio de helibike, que consiste en subir ciclistas para realizar descensos por la montaña.

Pero si el heliesquí tiene partidarios, también han surgido voces discrepantes. Los propios agentes forestales han mostrado sus recelos. La Asociación de Agentes para la Protección de la Naturaleza (Aapna) recuerda que afecta a espacios de la Red Natura 2000, como son los LIC y las ZEPA, a la zona periférica del Parque de Ordesa o a las áreas de protección del quebrantahuesos y el urogallo. A su juicio, independientemente de que los itinerarios se hayan condicionado para evitar las áreas críticas, va a implicar un mayor número de esquiadores fuera de pistas, en zonas ambientalmente sensibles. Por otra parte, dicen, el hecho de no detallar los itinerarios de descensos de los esquiadores va a hacer imposible el control de la actividad por parte de los agentes.

El informe del Inaga establece un plan de seguimiento ambiental, pero la asociación profesional cree que será muy complicado realizar un control dada la zona donde se va a desarrollar, la naturaleza de la actividad y las carencias materiales y personales del cuerpo, “quedando el seguimiento prácticamente relegado a la información que proporcione la propia empresa”.

“Es una actividad que parece que se quiere potenciar cuando en Europa se está cuestionando porque si se realiza de forma habitual genera un impacto”, señala el presidente de Aapna, Javier Escorza. Por otra parte, insiste en la dificultad de controlar a un helicóptero en movimiento. “No podemos saber si se mete o no en un área protegida”. Según fuentes de este colectivo, el heliesquí está prohibido en Francia y en Alemania, en Austria solo se permite en montes de baja cota. Sí está autorizado en Suiza y en Italia en determinadas zonas.

La Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos también se ha pronunciado. En un escrito al Inaga le recuerda que esta actividad no está autorizada en las montañas de Francia, aunque sí en el valle de Arán. “Consideramos necesario que se analice y conozcan los motivos de la restricción en Francia y el condicionado del valle de Arán, pues son de interés para la regulación de estas actividades novedosas en el territorio”. Y es que entiende que se trata de dos actividades: por un lado el esquí fuera de pistas y el transporte en helicóptero “para facilitar su ejercicio a las personas y grupos que puedan pagar el coste del transporte”.

A juicio de la ONG, en el informe no se han señalado todas las posibles afecciones, como por ejemplo a los mamíferos alpinos, como el sarrio o el rebeco pirenaico, “de gran importancia ecológica y también económica por el valor de su caza”, y otras aves de alta montaña como la perdiz nival. Sí se menciona al quebrantahuesos y el urogallo. Pide al Inaga una “adecuada” evaluación de impacto ambiental con las mayores garantías para poder decidir si autoriza o no en el futuro la actividad, “con los controles y regulaciones más adecuados”.

Respecto a estas críticas, la empresa Altituderides comenta que si bien en Francia está prohibido posar a gente con helicópteros con fines turísticos a más de 1.600 m en Pirineos y 1.800 en los Alpes, es una actividad habitual en países como Suiza, Austra o Islandia, por no hablar de Canadá, la meca del heliesquí. "No hacemos nada nuevo que no se haga en el Pirineo desde hace años", dice Pablo Irigoyen, en referencia a que el helicóptero se utiliza para aprovisionar los refugios o instalar infraestructuras como las torres eléctricas. 

Esta empresa también organiza viajes de helibike, subiendo ciclistas por el aire para realizar luego descensos. "Ya se suben bicis con vehículos. La diferencia es que nosotros lo hacemos con helicóptero", matiza Irigoyen. Asegura que el espacio aéreo está regulado por Aviación Civil y en las cartas de navegación las únicas áreas restringidas se refieren al Parque Nacional de Ordesa, "y allí no hacemos nada". Han solicitado permiso al Inaga, "sin tener obligación", afirma, y ahora este organismo se lo ha solicitado también para la actividad del helibike, "cuando a las furgonetas que suben bicicletas no se lo exigen"  

"Nuestro ánimo es molestar lo menos posible", afirma este responsable de la empresa de turismo activo. "No pretendemos tener cuatro helicópteros volando, porque tampoco hay mercado, el número de vuelos será muy limitado".   

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