La noche de almetas reúne en Lupiñen a más de 500 personas

Organizada por la Comarca Hoya de Huesca, ha implicado a todos los vecinos de la población.

La abadesa, en el centro de la imagen, antes del inicio de la marcha de almetas.
La abadesa, en el centro de la imagen, antes del inicio de la marcha de almetas.
Heraldo.es

La segunda edición de la marcha senderista teatralizada ‘O Camín d’as Almetas', en Lupiñén, ha reunido en la noche de este sábado 3 de noviembre a 500 participantes. Este año ha destacado la implicación de los vecinos que transformaron las calles de la población con un decorado para la marcha de los espíritus errantes y salpicaron los cinco kilómetros de recorrido con 12 turbadoras escenas . Además, trabajaron en la intendencia. Tras un café y con el preámbulo de la música tradicional de los totons, encarnados en los Gaiters d’a Tierra Plana, a las 19.00 comenzó la fiesta con el alegato de L’Abadesa, el apagado de luces y el encendido de la hoguera.

La comitiva de 500 almetas, pertrechadas de capas blancas, inició la marcha con el alcalde de Lupiñén, Fernando Omiste,  a la cabeza. El primer tramo discurrió por un trayecto urbano, que sirvió para contemplar la decoración. Los más pequeños del pueblo en la fuente representaban un coro de mortichuelos o niños difuntos. Era la primera escena a la que siguieron, entre otras, una matacía en una bañera, dos totons con dalla, un muro de jóvenes e inmóviles almetas o fachadas mudadas en panteones de nichos y lápidas.

Ya fuera de la localidad, los 5 kilómetros de marcha ofrecieron una escena de tétricos músicos, el encuentro con la mujer de la curva, el contacto con las novias fantasma o una taberna de ahorcados que invitaban a las almetas errantes a danzar entre sogas. Los juegos de luces y sonido, así como la escenografía y la dramatización de cada escena, han estado a cargo del grupo teatral Habana Teatro.

En la ermita de San Pedro se ofrecía el avituallamiento con chucherías mágicas, frutos secos y bebidas. En este punto daba inicio la tercera parte del recorrido en el que los caminantes fueron encontrándose con las Marietas, unas niñas salidas del cuento tradicional aragonés que manejaban con sus manos las vísceras del chichorrero, el hombre de la astral en el que este año se había encarnado el Demonio de la Cenia, el santo descabezado, las figuras deambulantes, la parca o la tradicional buñuelada con vino moscatel que ofrecía el aquelarre de 'bruxas' cerca de la ermita de la Virgen de la Huerta.

O Camín d’as Almetas finalizó a las 21.30 con el reparto de un ágape a base de longaniza, trenza y refresco en torno a la hoguera de la plaza de la Torraza, donde, tras la despedida de los totons gaiteros, se inició una sesión de música. 

La iniciativa, de caracter deportivo y cultural, está  organizada por la Comarca Hoya de Huesca y el Ayuntamiento de Lupiñén-Ortilla. La consejera comarcal de Cultura, Beatriz Calvo, ha señalado que "nos encontramos ante una cita llamada a ser referencia en el calendario festivo de la Hoya. La clave de su éxito radica en cómo todo el pueblo de Lupiñén ha hecho suyas las almetas en tan solo dos ediciones”.

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