Costaba encontrar un espacio libre en el patio de butacas del salón de actos de la Diputación Provincial de Huesca este miércoles, y es que pocas cosas hay en la ciudad que tengan un mayor poder de convocatoria que el folclore. En este caso tanto para poder presenciarlo en directo como para aprender sobre su historia más olvidada, ya que José Luis Melero, escritor y uno de los principales estudiosos de la literatura aragonesa, ofreció un amplio repaso a los nombres más relevantes entre los cantadores con los que ha contado la ciudad. Para dar forma a sus datos y relato, Nacho del Río se encargó de emular a esos grandes personajes de la jota oscense acompañado de la rondalla dirigida por el maestro Javier Badules, con Ivan Sampietro y Miguel Ángel Cruz.

El objetivo de este ciclo, organizado desde el Instituto de Estudios Altoaragoneses, era presentar algunas de las coplas menos conocidas dentro del cancionero habitual, pero que sí tienen enorme peso dentro de la historia de la jota.

La cita de este miércoles tomaba el relevo de una primera entrega de la actividad, que comenzó el 4 de mayo, en ese caso en forma de homenaje a los estilos más antiguos y puros de la jota aragonesa, ya que como explicaba Melero, “hay que remontarse hasta el siglo XVII a la hora de encontrar las primeras coplas”. La selección escogida para las dos jornadas databa desde el XVIII hasta el momento actual, centrándose en aquellas que han alcanzado menor popularidad por encontrarse recopiladas o documentadas en publicaciones de poca relevancia o escasa circulación.

En la primera entrega hubo mucha emoción entre los presentes, este miércoles tomó aires más festivos, ya que el humor estuvo muy presente en el recorrido musical de Melero y Nacho del Río, que había preparado a conciencia el repertorio para emular a la perfección a esos cantadores homenajeados, con el fin de interpretarlas con el máximo rigor, adaptándose a los estilos y tonadas más puros.

Juntos recordaron la figura del cubano Chacón y Calvo, que conoció la música más tradicional aragonesa en sus viajes por el Pirineo junto a Galbe Loshuertos, como recogió en algunas de sus publicaciones. También se homenajeó la figura femenina con Melchora Herrero, y hubo también coplas humorísticas o una jota en Japón. Otros nombres que surgieron durante la cita fue el de la escritora zaragozana María Pilar Sinués, o el rector Domingo Miral y sus composiciones en cheso.

El recorrido llegó hasta el momento actual, al que Melero se refirió especialmente, ya que aunque se considera un purista, contempla muy favorablemente las innovaciones que se pueden estar llevando a cabo sobre la jota. “Forma parte de la evolución, igual que el flamenco, u otras muchas cosas, han experimentado variaciones. La jota puede y debe hacerlo, adaptándose al siglo XXI”, aseguró, haciendo referencia, por ejemplo, al aplaudido trabajo de Roberto Ciria.