Como un reto dividido en etapas, en el que cada día se presentaba como una hazaña a lograr para llegar a la meta final. Así definía Aurora Calvo, presidenta de la Asociación Contra el Cáncer en Huesca, el GR11en11 que llevaron a cabo Javier Lorente, Miguel Ángel Melet, Óscar Plasin y Toñín Laguarta, cruzando los Pirineos en once días, y lo asemejaba al proceso que debe seguir cualquier enfermo de cáncer, en el que se deben ir superando etapas hasta la ansiada recuperación. Y por eso, aseguraba Calvo, resultaba especialmente emocionante recibir el cheque de 30.000 euros que los cuatro deportistas entregaron a su asociación en un emotivo acto este viernes en el Casino de Huesca, al que acudieron familiares y amigos de los participantes y muchos de las entidades que dieron su apoyo a la causa solidaria.

El dinero procede de las diferentes donaciones que realizó gente anónima para apadrinar cada uno de los kilómetros de desnivel a los que debían de enfrentarse los corredores de Peña Guara. “Es para nosotros muy emocionante y muy bonito haber alcanzado esta cifra, y sobre todo ver que procede de pequeñas donaciones de particulares, que han creído en nosotros y se han involucrado en nuestra causa, sin ni siquiera conocernos personalmente”, aseguraba Toñín Laguarta, uno de los participantes. La recaudación se destinará a una beca para la investigación, que tendrá como nombre GR11en11.

Con el acto de entrega del cheque, los deportistas dieron por cerrado un ciclo que comenzó hace un año, cuando empezaron a diseñar su hazaña. “Queríamos realizar algo fuera del circuito de pruebas, por nuestra cuenta, y poco a poco fuimos dándole forma, pensando en el trasfondo solidario y consiguiendo apoyos”, explicaba Javier Lorente. Porque detrás de su voluntad de recaudar fondos había una historia personal, que les llevaba a las lágrimas de emoción al recordarlo durante el acto. Una madre enferma, la reciente pérdida de una hermana, una mujer luchando contra el cáncer o la voluntad de ver crecer a una hija servían como motivación y resorte a los deportistas para poder completar los 786 kilómetros, con 47.000 metros de desnivel que separan el cabo Creus en el mar Mediterráneo del cabo de Higuer en el mar Cantábrico en solamente once etapas. “Cuando veías que no podías mas, pensabas que ese sufrimiento no tenía nada que ver con lo que tiene que pasar cualquier enfermo, algo que yo vivía en mi casa con mi mujer, y sacabas la fuerza”, aseguraba Óscar Plasir.

Poder alcanzar el punto final llevó consigo lesiones y momentos de mucho sufrimiento ante el calor y las tormentas, pero que, decía Laguarta, quedaban minimizados al ver que habían supuesto un premio así. Además, decía quedarse con todo el calor de la gente que les apoyó durante su aventura, tanto los que no conocían y se encontraban en el camino, como a sus familiares y amigos, que les dieron el apoyo logístico para que solo tuvieran que preocuparse por correr y recuperarse para seguir haciéndolo al día siguiente.

Manolo Bara, como presidente de Peña Guara también se dirigió a sus cuatro miembros, mostrándoles su orgullo por poder haber podido respaldar una iniciativa así y instándoles a repetir con nuevos fines solidarios en el futuro. “Es pronto todavía, porque hemos castigado mucho al cuerpo y en ocasiones incluso descuidado nuestras vidas familiares, pero en un futuro, ¿por qué no?”, contestaba Laguarta.