BALONMANO

Las tres medallas de un gran tipo

El jugador del CAI Aragón y de la selección española Demetrio Lozano ofreció una charla en la Escuela de Empresariales en la que habló de estudios y deporte.

Demetrio Lozano, 'Demi' como insiste que le gusta que le llamen, lateral izquierdo del CAI Aragón y ex jugador del Barcelona, León, Portland San Antonio y Kiel alemán terminó ayer su conferencia, pidió unos segundos de tiempo a quienes durante 90 minutos habían escuchado de forma amena cómo ha combinado deporte con estudios, y de una desenvecijada mochila escondida detrás de una mesa sacó, como si nada, entre otros trofeos, las tres medallas olímpicas que ha conseguido durante su carrera como jugador de balonmano con la selección española. Y no solo eso. Se las dejó a la chavalería y a la no tan chavalería para que las tocaran, se las colgaran, las disfrutaran. Y vaya que si lo hicieron. Preseas así no son fáciles de ver, y menos de tocar. «Volver a la villa olímpica con una medalla colgada en el cuello es lo más grande», había dicho poco antes de dejar sus preciados trofeos.

'Demi' -licenciado en INEF, master Marca en Comunicación, auxiliar de fisioterapia y estudiante de dos master- ofreció ayer en la Escuela Universitaria de Estudios Empresariales de Huesca la conferencia 'De la iniciación al profesionalismo' en una jornada organizada por la Fundación Huesca Deporte y y con la colaboración de la Federación Aragonesa de Balonmano, el Ayuntamiento de Huesca, el Club Balonmano Huesca y la propia Universidad.

Madrileño de Alcalá, el internacional español desgranó los pasos que ha dado para llegar a la elite de este deporte y cómo lo ha compaginado con los estudios.

Una de las conclusiones que se vislumbraron es que todo esfuerzo tiene su premio, pero que es difícil hacer las cosas si no existe una planificación desde los cimientos.

'Demi' comenzó en Alcalá, en el club Iplacea que estaba perfectamente estructurado para formar jugadores y en los que los estudios era condición obligatoria para entrenar; un suspenso te sacaba del equipo por lo que entre los propios compañeros se animaban para que los estudios fuera lo primero. De ese equipo madrileño -en el que también se formó Rafa Guijosa- dio el salto a León donde estuvo tres temporadas, una duración de contrato constante en su carrera. De allí saltó a un Barça donde la exigencia de Manolo Rivera era máxima. Lo ganó todo. Se exprimía a los jugadores al máximo y se forjó un gran cartel que lo llevó al Kiel alemán, a la mejor liga del mundo. Tres años después regresaba a España, primero al Portland de Pamplona, luego al Barça y, ahora, juega en el CAI Aragón.