EDUARDO NAVARRO

"Me gusta volver a los sitios donde he dejado amigos"

El portero aragonés del Numancia regresa por segunda vez al Alcoraz este sábado. Uno de los artífices del ascenso a la división de plata, Eduardo, reconoce que siente un gran afecto por la afición azulgrana, "con la que pude compartir dos años muy bonitos".

Eduardo Navarro, en el estadio de Los Pajaritos de Soria.
"Me gusta volver a los sitios donde he dejado amigos"
EFE

Apenas cinco días restan para la visita del Numancia. Y con el conjunto soriano llega una parte importante de la historia reciente del Huesca, como es el portero Eduardo Navarro. Con él bajo los palos el equipo azulgrana labró la gesta del ascenso a la división de plata. Y con él también como arquero se logró una feliz permanencia en la primera campaña entre la elite. Es un retorno amable, el de alguien que se siente muy agradecido por dos años en los que recibió mucho de una entidad a la que aportó en igual medida.


Concurre además un paralelismo entre el inicio de temporada del Numancia y el del Huesca, ambos titubeantes en el arranque y más eficaces ahora, sin obviar que los sorianos están más 'obligados' por tradición a darse codazos con la nobleza de la categoría. "Es verdad que los primeros partidos no estuvimos muy finos, pero poco a poco nos hemos ido acoplando al juego que nos pide el entrenador", señala Eduardo.


También hay relaciones de semejanza en los banquillos. Juan Carlos Unzué y Onésimo Sánchez son nuevos en la plaza. Su trayectoria como técnicos es corta y por las venas de ambos discurre algo del estilo Barça. "Empezar con nuevo entrenador siempre requiere un tiempo para que tanto él como los jugadores sepan lo que se espera de unos y de otros. En nuestro caso ya llevamos unas semanas con buenos resultados y una mejoría clara en el juego".


Mientras Onésimo buscaba el dibujo y los hombres para dotar de solidez a un Huesca muy frágil en las primeras jornadas, Unzué tenía la complicada labor de hacer olvidar al estratega Arkonada, un estudioso casi obsesivo del fútbol que dejó huella en el cuadro numantino. "Ambos son bastante parecidos. Unzué viene de la escuela del Barcelona y eso se nota porque le gusta mucho tener el balón. Y eso que estamos en una categoría en la que se abusa del juego directo".


Comenzó como suplente

Eduardo comenzó la temporada en la banqueta en detrimento del veterano Lafuente, ex del Athletic de Bilbao, que se lesionó hace casi un mes. "Empezó Iñaki por una decisión del entrenador y me tocó esperar la oportunidad. Me encuentro a un buen nivel, como el del resto del equipo".


Regresar a Huesca le toca la fibra sensible. "Pasé dos años muy bonitos allí, el primero para lograr el ascenso a Segunda y el siguiente para conseguir la permanencia. Además dejé muy buenos amigos y tengo un recuerdo muy grato de la afición", asegura el cancerbero aragonés.


Y es natural que se sienta orgulloso de su etapa al abrigo del Alcoraz, porque esos dos años le sirvieron para dar un salto de calidad, relanzar su carrera y fichar por un conjunto con bagaje en Primera como el soriano. El Huesca supuso, pues, una rampa de lanzamiento. "Fue un aprovechamiento mutuo, al cincuenta por ciento. Yo intenté ser lo más profesional posible y el hecho de que el equipo subiera a Segunda actuó como trampolín, pero no solo para mí, sino también para otros jugadores que se han ido. Ahora vivo otra época de mi vida y en Soria también soy feliz y disfruto del fútbol".


Centrado en el partido

Eduardo no está preocupado por si de repente emerge en alguna zona localizada del campo una pancarta alusiva a su experiencia azulgrana, como aquella del año pasado que ningún sector de la afición apadrinó y en la que se le llamaba "pesetero" en referencia a las circunstancias de su marcha. Sabe también que los silbidos, como los aplausos, forman parte de las grandezas y miserias del balompié. "No le doy vueltas al tema. La gente puede opinar lo que quiera y yo lo respetaré porque debe ser así".


A pesar de que el Huesca criticó públicamente la forma en que Eduardo salió del club, con la tesis de que había faltado a su palabra de prolongar el contrato, buena parte de la grada lo recibió con cariño, como si se asumiera que las ganas de mejorar como profesional estaban detrás de todo el proceso. "Yo siempre prefiero fijarme en lo positivo. Como aquellos que me apludieron el año pasado, aficionados que se quedaron con lo que di en el campo. Es algo que me dejó muy contento".