EMPRESAS

Los sindicatos temen que el desmantelamiento de Mildred impida su apertura

La firma griega Vivartia se llevó la línea de producción más moderna a Estados Unidos y todo parece indicar que sigue desmontando otras máquinas.

La fábrica de Mildred estaba cerrada ayer.
Los sindicatos temen que el desmantelamiento de Mildred impida su apertura
RAFAEL GOBANTES

Huesca. Los sindicatos temen que el desmantelamiento de la antigua Mildred impida su reapertura. La firma griega Vivartia, que compró las instalaciones de la pastelera tras su quiebra, se llevó la línea más moderna a Estados Unidos y, ahora, todo parece indicar que está desmontando otras máquinas de la factoría. Sin embargo, ni la multinacional ni el Gobierno de Aragón, que medió en la venta de la fábrica y que es el único que durante este tiempo ha mantenido contacto con la firma, han dicho nada al respecto.

Las instalaciones de la antigua Mildred estaban cerradas ayer a cal y canto, y tan solo un coche, el del guarda de seguridad, permanecía a media mañana en el parquin de la factoría. Y a pesar de que sigue guardando silencio la firma griega Vivartia, que pagó por ellas 8,5 millones de euros, todo parece indicar que está desmantelando otra de las líneas de producción que tenía la pastelera. "Nadie confirma nada", recalcó Fernando Gállego, secretario provincial de UGT, quien añadió que a pesar de eso está claro que se están llevando maquinaria. "Huesca es pequeño y hay quien ha visto salir camiones cargados de la fábrica", aunque matizó que no sabe nada acerca de "qué se han llevado ni qué se está desmontando". Además, insistió, en que no entiende cómo pudo invertir tantos millones la firma "para llevarse a piezas las máquinas. Entiendo que no es el momento económico, pero no lo es aquí ni en ningún sitio".

Lo que si tiene claro es que el desmantelamiento merma las posibilidades de reapertura de la factoría, que antes de echar el cierre en 2007 daba trabajo a cerca de 400 altoaragoneses. "Nos sorprende mucho porque seguíamos teniendo confianza en que la fábrica podría reabrir sus puertas, pero así no", concluyó Gállego.

"Lo esperábamos"

También CC. OO. se mostró pesimista. Olga Campo, que además de sindicalista era trabajadora de la pastelera altoaragonesa, relató que ellos siempre habían tenido esperanza en que la fábrica volviera a abrir sus puertas. "Mucha gente lo espera y más ahora, en tiempos como los que corren. Sabíamos que no serían los 400 empleados, pero que unos 150 si habría", afirmó esta antigua empleada de la factoría que no dudó en criticar que nadie les dé ninguna explicación acerca de lo que está ocurriendo. "El Gobierno aragonés debería comentarnos qué hacen y qué pretenden hacer con la industria", y recordó que sí estuvieron presentes cuando se vendió la factoría y se dijo que volvería a abrirse, aunque nunca fijó una fecha de apertura ni cuántos empleados contrataría.