SOMONTANO

Los vecinos del barrio de San Joaquín reabren la antigua capilla

El oratorio de Santa Ana, cerrado durante un largo periodo, se recupera para el culto tras la creación de una cofradía.

Fieles en el recuperado oratorio de Santa Ana de Barbastro.
Los vecinos del barrio de San Joaquín reabren la antigua capilla
J. L. PANO

El barrio de San Joaquín de Barbastro despidió sus fiestas con una sonora traca final una vez celebrada la emotiva fiesta en honor a San Joaquín y Santa Ana, que tuvo lugar en la antigua capilla de Santa Ana, situada en la emblemática plaza del Mercado.


Esta capilla data del siglo XVI pero durante un largo periodo de tiempo estuvo cerrada al culto. Para su interior se barajaron diversas opciones, como ser sede durante algún año del montaje belenístico que organizan la asociación de amigos del Belén de Barbastro. También se concibió como oficina de atención al cliente para los visitantes que acudieran a comprar en los establecimientos de la ciudad del Vero. Pero ninguno de estos proyectos tuvo continuidad y la capilla quedaba como un elemento patrimonial sin actividad al público.


En su reapertura como espacio religioso han tenido mucho que ver los comerciantes y vecinos de la plaza del Mercado, pertenecientes al barrio de San Joaquín, quienes han creado la cofradía de Santa Ana para correr con los gastos del mantenimiento del oratorio. El lunes, festividad de Santa Ana, tuvo lugar una popular celebración, que fue seguida por numeroso público y a cuyo término se repartió vino y torta entre los vecinos que no quisieron perderse este acontecimiento.


La actividad de la cofradía de Santa Ana ha consistido en la restauración de su interior, la colocación de bancos y la iluminación de la imagen de la santa, con la virgen María niña. Queda pendiente todavía las obras de arreglo del tejado, las ventanas y pintar el interior del templo, actuaciones que rondarían los 20.000 euros y que contarán con el respaldo económico del Ayuntamiento y otras entidades barbastrenses.


Con esta restauración, la plaza del Mercado recupera otro de sus elementos más simbólicos junto a los porches y la casa natal de San José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, así como el tradicional mercado de hortalizas y frutas que da nombre a la plaza y que se celebra los sábados, su histórico pequeño comercio o sus establecimientos hosteleros.