SD HUESCA

Asalto a Vallecas

El Huesca, sin Rodrigo por decisión técnica, quiere puntuar en su camino a la salvación.

Los futbolistas del Huesca realizan estiramientos durante un entrenamiento en el estadio de El Alcoraz.
Asalto a Vallecas
RAFAEL GOBANTES

Un punto en Vallecas se firma donde haga falta. Porque aunque el Rayo esté en horas bajas tiene jugadores de mucho nombre. Porque se le ganaría el golaverage particular, si hubiera apuros de última hora. Porque evitaría enlazar dos derrotas y la posible merma psicológica. Y porque con 43 puntos a falta de seis partidos, solo quedaría rematar la faena con calma.

Perder con el Cartagena ha hecho un daño relativo, ya que el Huesca ofreció minutos de buen fútbol y cayó en buena medida por el calamitoso arbitraje de Hevia Obras. Más dolió que fuese la segunda derrota consecutiva en El Alcoraz, donde dos semanas antes había pescado el Recreativo de Raúl Agné.

Pero al Teresa Rivero se va con la mente limpia y la ambición intacta, incluso con cierto sentimiento de revancha por cómo se perdió allí el año pasado, por la mínima, sin poder aprovechar una superioridad numérica y con los recogepelotas rayistas haciendo ingeniería de cómo esconder balones para perder tiempo.

Por complicado que resulte creerlo, el Rayo tiene a estas alturas los mismos puntos que el Huesca, cuando en realidad su aspiración era el ascenso de categoría. Hace varias semanas que echaron a Pepe Mel y dejaron el banquillo en manos del secretario técnico, Felipe Miñámbres, aquel extremo del Sporting de Gijón y Tenerife que llegó a ser internacional.

Su gestión no ha mejorado la de Mel. El Rayo tiene el peligro de esas escuadras que se dejan llevar al comprobar que el sentido de la temporada se desvanece. Pero en cualquier momento reaccionará porque, si persiste en su letargo, a lo mejor se despierta en Segunda B y eso es algo que no se puede permitir la familia Ruiz Mateos.

Rodrigo se queda en Huesca

Lo más llamativo de la convocatoria de Antonio Calderón es que ha dejado fuera al delantero brasileño Rodrigo Silva. La gran apuesta invernal tras la espantada de su compatriota Reinaldo se ha revelado pobre. Menos mal que con Gilvan Gomes, aunque no se le hiciera la ficha hasta última hora, sí que se dio en el clavo.

El míster azulgrana rompió una lanza en favor de Rodrigo tras su flojo encuentro en Albacete. Pero la realidad es que del Carlos Belmonte pasó al banquillo ante el Cartagena y de ahí, a la grada.

Calderón ha escondido el once y la estrategia, consciente de la importancia que puede tener la segunda en un campo algo más estrecho de lo normal. Quizá opte por el veterano Moisés García si cree que puede haber mucho balón colgado o tal vez confíe de nuevo en el poder ofensivo de Gilvan y Camacho. No en vano, el extremo paulista es la bala del equipo, el hombre más desequilibrante, mientras que el polivalente centrocampista aragonés sigue siendo el máximo artillero con seis dianas.

De la Vega, fuera por contrato

Tampoco ha viajado De la Vega. Su contrato de cesión impide alinearlo contra el Rayo, pese a que en el Huesca afirman que había un acuerdo verbal que deshacía la letra pequeña y que, por lo visto, no se ha respetado. Su ausencia podría suplirla el leonés Robert, que si no acusa la falta de actividad puede aportar brega y pujanza por una banda derecha que De la Vega no ha terminado de explotar en ningún momento. La otra opción es que Mikel Rico volviese al lateral.

En Huesca también se ha quedado Neru, recién recuperado de sus molestias pero todavía un poco tierno. Juanma ocupará su lugar. El canario, igualmente cedido por el Rayo, no tiene limitación administrativa para jugar. El resto de descartados son Iriome, Vicente Pascual y Larrosa.