MIGUEL HERRERO DE MIÑÓN

"Hoy por hoy no hace falta modificar la Constitución"

Asegura que el mayor problema de la Carta Magna no es su letra sino su interpretación.

Miguel Herrero de Miñón, ayer, en Zaragoza.
"Hoy por hoy no hace falta modificar la Constitución"
JOSE MIGUEL MARCO

Hace diez años, Miguel Herrero de Miñón, llegó al entierro de su amigo Ernest Lluch, procedente de Italia, con las galeradas del libro 'Aragonesismo austracista' en las manos. El fallecido político le dedicó este volumen a quien definió como 'estudioso de las Españas'.


Han pasado diez años de su muerte y usted asegura que le sigue echando de menos.

Claro que sí, aunque gracias a sus múltiples amigos y discípulos Ernest Lluch es una figura que ha seguido presente en la actualidad académica y política española. Sigue siendo un referente importante y estoy muy contento de venir a conmemorar la obra de Lluch en un sitio tan querido como Zaragoza. Por eso, es un momento risueño y no triste.


Militaron en partidos distintos, con políticas dispares, pero fueron grandes amigos.

La nuestra era una gran relación de amistad. Nos conocimos en el Congreso pero, desde 1988 y hasta su muerte, compartimos una emisión de radio semanal y eso fragua una amistad muy sólida.


¿Cómo lo recuerda?

Era un hombre verdaderamente tenaz, hasta la obsesión. Solía llamarme a las ocho de la mañana para preguntarme o consultarme cosas y siempre que sonaba el teléfono a esas horas, mis hijos me decían que era el tío Lluch. Cuando le daba importancia a una empresa no la dejaba de mano, continuaba con ella días enteros, hasta conseguir sus resultados.


Compartieron tertulias y también editaron libros conjuntos.

Colaboramos en tres libros cuyo eje director era el constitucionalismo útil, que es aquel en el que la Constitución sirve como herramienta de integración y no de exclusión de nadie. Cuando no se utiliza como arma arrojadiza para tirarla a la cabeza al adversario y echarlo del campo de juego, sino para integrarlo.


¿Cómo ve ahora la Constitución?

Durante los 32 años que lleva en vigencia ha sido una herramienta útil y sigue siéndolo. Estos años han sido los de mayor estabilidad política de España, que se ha desarrollado económica, social y políticamente de una manera ejemplar. En estos momentos, hay problemas en España y la Constitución tiene también problemas, pero es perfectamente corregible mediante una interpretación sensata. Los mayores problemas no son fruto de su letra sino de interpretaciones no demasiado acertadas, las haga quien las haga.


¿Hace falta modificarla?

Hoy por hoy no hace falta modificarla. En su momento deberá y podrá ser modificada cuando haya un alto grado de consenso entre fuerzas políticas, algo que hoy no existe, y también cuando se sepa en qué sentido se debe modificar. Primero hay que saber cómo y luego buscar el consenso.


¿Existe hoy en día ese consenso?

No. Ahora no se vive nada semejante. Se vive un enfrentamiento entre las fuerzas políticas que no se corresponde con la situación de la sociedad española, que felizmente no está crispada. Los partidos políticos entre sí están muy enfrentados y alguno no discute sino que injuria y eso no es positivo.


Usted compartía con Lluch la idea de federalismo.

Más que el federalismo, que es un término cargado de muchas polémicas y acepciones, compartíamos la idea de un régimen autonómico a la medida de las necesidades de cada cual.