ZARAGOZA

"A mi hijo lo llevaré a mi ciudad y a un centro de salud"

La mayoría de los inmigrantes que residen en la comunidad regresan a su país para practicar esta circuncisión tradicional

"A mi hijo lo llevaré a Nigeria a un centro de salud, para que un médico reconocido le practique la circucisión con todas las garantías". Así de claro lo deja Prince Chigozie, presidente de la Asociación Nigeriana de Aragón, que desde hace ocho años reside en Zaragoza y tiene un pequeño de apenas un año.


"Yo fui a hablar con el médico y me dijo que esta intervención solo era posible si el niño tenía algún tipo de problema", explica. En su país se suele realizar cuando el bebé tiene seis días, pero, cuando están aquí, no corre tanta prisa. "Hasta los seis años hay tiempo de sobra, para nosotros es una cuestión tradicional y cultural. Yo me planteo que de mayor mi hijo me puede incluso reclamar que no haya sido circundado", admite. Prince Chigozie se mostró extrañado por lo sucedido: "Por lo que han contado el bebé ya tenía seis meses y me llama mucho la atención. La familia a lo mejor ha sido víctima de algún engaño y alguien se ha ofrecido para hacerlo, no lo sé. Es el primer caso que conozco que ocurre aquí". No obstante, Chigozie, que procede de la ciudad de Igbo Ukwu, en el sur del país africano, reconoce que "cada poblado tiene sus costumbres".


Lo ocurrido también ha supuesto una gran sorpresa para Alberth Godson, que preside la Asociación de Nigerianos de Aragón. Lleva desde 1995 y a su "chico" que ahora tiene siete años lo circuncidaron en su país. "Para nosotros es una tradición, hay que hacerlo, si no lo hacemos consideramos que no es correcto", comenta. Lo normal en la zona de la que procede es que el "rito" lo lleve a cabo "el hombre de tradición, alguien que no es médico pero que tiene mucha experiencia y que está acostumbrado a hacerlo", relata. En Nigeria este ritual no es motivo de fiesta ni de ninguna celebración particular, como ocurre en otros países como Marruecos y Turquía.


En una clínica de Rabat


La circuncisión es practicada por la mayoría de los musulmanes. Es una tradición de origen bíblico, que ya se practicaba en tiempos preislámicos. La edad en que se realiza es muy variable, pero lo importante es que sea antes de la pubertad. Es motivo de una fiesta familiar en la cual el niño recibe regalos. Desde esta perspectiva, Choumicha, formadora intercultural del Servicio de Apoyo a la Mediación Intercultural (SAMI) de Fundación Adunare, lo compara con una especie de "bautizo". En el verano de 2006 aprovechó un viaje de vacaciones a Marruecos para acudir a una clínica de Rabat con su chaval de dos años, la misma que asistió al actual príncipe. La intervención le costó 150 euros, un precio muy elevado para otros de sus compatriotas. No obstante, según aclara Choumicha, la sanidad de su país realiza dos campañas anuales gratuitas a las que las familias pueden acogerse y realizarla con todas las garantías necesarias.