MEDIO AMBIENTE

El plan de residuos impulsado por la DGA sigue acumulando importantes retrasos

Solo uno de los cuatro servicios públicos previstos para 2008 funciona a pleno rendimiento, aunque las instalaciones levantadas permiten gestionar el 85% de los residuos peligrosos.

Vista panorámica del vertedero de residuos peligrosos construido en Zaragoza, en el barrio rural de Torrecilla de Valmadrid.
El plan de residuos impulsado por la DGA sigue acumulando importantes retrasos
DGA

El plan para la gestión integral de los residuos que impulsó el Gobierno de Aragón en 2005 sigue acumulando importantes retrasos que impiden que los servicios públicos autonómicos de eliminación y/o valorización de estos materiales de desecho funcionen a pleno rendimiento y puedan llegar a todo el territorio.

Zaragoza y su entorno sí que cuentan con prácticamente todas las instalaciones previstas, lo que permite gestionar el 85% de los residuos peligrosos generados en la Comunidad, el 72% de los industriales, el 78% de los procedentes de la construcción (gravas, escombros?) y el 100 por 100 de los neumáticos usados. Sin embargo, completar el desarrollo de los distintos servicios públicos -que deberían haber estado implantados a finales de 2008- y avanzar en los objetivos que se han marcado para el año 2015 requiere que el Departamento de Medio Ambiente ponga en marcha lo antes posible una planta de tratamiento de sustancias peligrosas, tres vertederos de desechos industriales y 49 instalaciones para restos de construcción y demolición.

Vertederos supracomarcales

En cuanto a la situación de los residuos urbanos, Aragón ya ha conseguido concentrar todas sus basuras en ocho grandes vertederos supracomarcales. Todos los demás están cerrados, con dos excepciones: el vertedero de Sariñena, que según la DGA se clausurará "en cuestión de semanas", y el de Alcolea de Cinca, que sigue abierto por necesidades de una industria papelera. No obstante, hay que tener en cuenta que esa reordenación de la red de basureros estaba pendiente desde 2003.

La directora general de Calidad Ambiental y Cambio Climático, Marina Sevilla, reconoce que no se están cumpliendo los plazos. No obstante, se muestra satisfecha con lo que se ha hecho hasta ahora. "Si se tiene en cuenta el número de instalaciones de pequeño o mediano tamaño que quedan por construir puede parecer que falta mucho por hacer -argumenta-, pero si lo que se mide es el porcentaje de cobertura alcanzado se comprueba que ya estamos gestionando una parte muy importante de los residuos producidos en Aragón".

Sevilla destaca además que donde más se ha avanzado es en aquellos residuos que pueden suponer un riesgo o un problema para la salud: las basuras urbanas y los residuos peligrosos. "Hemos seguido un orden de prioridades y nos hemos centrado en hacer primero lo más importante -señala la directora general-. Los escombros afean el paisaje pero son inertes, y los residuos industriales pueden seguir llevándose temporalmente a los vertederos de urbanos porque tampoco son peligrosos".

En cuanto a las causas de los retrasos, Sevilla recalca la dificultad de coordinar a las distintas administraciones implicadas y la duración de las tramitaciones. "Siempre hemos dicho que la competencia en residuos es local y que el Departamento de Medio Ambiente avanza al ritmo que le marcan los municipios -recalca-. Además, muchos de los permisos necesarios no dependen de nosotros".

Los problemas económicos

La directora general de Calidad Ambiental también hace hincapié en la contestación social. "Dos de los vertederos de residuos industriales se han retrasado por la oposición de la ciudadanía al proyecto -recuerda-. Podíamos haber seguido adelante, pero preferimos dialogar y buscar soluciones que susciten consenso para tratar de llegar a un acuerdo".

Sevilla cita, por último, la importancia de la coyuntura económica. "La liquidez de las empresas que se presentaron en los concursos no es la misma que hace tres años", destaca.

Además, la directora general de Calidad Ambiental y Cambio Climático apunta que "el volumen de residuos generado también se ha reducido, y eso afecta a la rentabilidad de este tipo de instalaciones en la que se paga una tasa por tonelada eliminada: los servicios públicos deben ser competitivos, y en eso estamos trabajando".