El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, decidió ayer suspender provisionalmente en el ejercicio de su cargo como teniente de alcalde de Infraestructuras y Participación Ciudadana al concejal socialista Antonio Becerril tras conocerse sus contactos con uno de los imputados en la trama de corrupción de La Muela. Anunció que esta suspensión se prolongará durante la duración de la investigación judicial. "En estas condiciones me parece que no puede ejercer el oficio con la diligencia necesaria, porque obviamente tiene primero que defenderse", afirmó.

Momentos antes del pleno municipal de ayer, Belloch tomó la decisión, un día después de que trascendiera una providencia del juez de La Almunia en la que se pide a los juzgados de Zaragoza que investiguen si se deriva delito del contenido de unas escuchas telefónicas en las que Becerril participó como interlocutor.

El alcalde subrayó que la decisión que ha tomado "ha sido dolorosa" y confió en que "cuando se demuestre su inocencia pueda volver al gobierno". Defendió la defenestración de Becerril "por razones de oportunidad, de no dificultar las tareas del gobierno y de la institución".

Anunció que el puesto de Becerril no lo ocupará nadie. Por el momento, el consejero Jerónimo Blasco se responsabilizará de las competencias de Infraestructuras y el vicealcalde, Fernando Gimeno, de Participación Ciudadana. Tanto el coordinador del Área, Manuel Júlvez, como el resto del equipo técnico de las Áreas permanecerán en sus puestos.

Pese a la solución adoptada, tanto el alcalde como otros altos cargos del PSOE solicitaron a Becerril que dimitiera y entregase su acta de concejal, según diversas fuentes consultadas. No obstante, Becerril se negó con el argumento de que su abogado consideraba que renunciar al cargo le podría perjudicar en su defensa, en el caso de que fuera necesaria en un hipotético proceso judicial.

De hecho, el alcalde admitió que Becerril "hubiera preferido que no hubiera adoptado esa decisión". "Siempre existe el riesgo de que una decisión de ese tipo, y así probablemente se lo habrá dicho su abogado, se pueda entender como si se reconociera que existe algo. Simplemente es la forma en como yo ejerzo la política", dijo.

Según Belloch, no haber sacado a Becerril del gobierno municipal terminaría "perjudicando a la institución y al propio interesado". "Es evidente que en esas condiciones es casi imposible cumplir las funciones de un cargo tan complejo como es una consejería de la ciudad de Zaragoza", afirmó. "Confío en que de aquí a unos meses lo pueda reintegrar a mi gobierno", declaró.

Al cerrar el pleno municipal, Belloch intervino de nuevo ante la Corporación para explicar la situación en la que queda el equipo de gobierno. Lo aprovechó para arropar a Becerril. De hecho, llegó a decir que "será difícil sustituir a un consejero tan eficiente". "Deseo que la tramitación judicial sea lo más rápida posible para que se aclare todo y sin duda demostrará la inocencia de mi consejero", subrayó solemne.

"Implicación, ni una ni media"

El protagonista del día apareció sonriente ante los medios antes del pleno para proclamar su inocencia. "¡Estoy aquí!", exclamó al llegar a los micrófonos, consciente de la expectación que precedía su llegada. Becerril se defendió: "Siempre he cumplido al 100% con honradez y transparencia, y se va a ver pronto".

En cuanto a sus conversaciones con Carmelo Aured sobre contratos del Ayuntamiento, Becerril dijo que ha hablado "con casi todos los empresarios" de la ciudad, que se han interesado por los proyectos municipales. Afirmó estar "muy tranquilo" y con ganas "de seguir trabajando por la ciudad".

Aunque se trata de una investigación judicial, Becerril atribuyó los hechos "a chascarrillos". "Implicación, ni una ni media", mantuvo. Por ello no consideró la posibilidad de dimitir, como pidieron CHA e IU. "¿Por qué tengo que dimitir si hago una gestión de 14 horas de trabajo?", se preguntó. Negó haber dado información privilegiada porque "toda está en la web". Con las coletillas de "no me consta" y "lo niego rotundamente" trató de defenderse de haber recibido regalos de Aured.