Carlos Álvarez de Eulate: "Hemos llegado hasta aquí gracias a nuestros mayores"

Escritor, maestro y autor de materiales didácticos (Zaragoza, 1960 ). Presenta ‘El tranvía verde’ en la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y Tranvías, en Casetas, el 25 de mayo.

Carlos Álvarez de Eulate es el autor de ‘El tranvía verde’. oliver duch
Carlos Álvarez de Eulate es el autor de ‘El tranvía verde’.
Oliver Duch

Para Antonio Machado su infancia “son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero". En su nuevo libro, estas vivencias condicionan la existencia de los protagonistas. ¿Tan importantes son los recuerdos de niño?Las vivencias y sus recuerdos son fundamentales para el desarrollo de la identidad y la personalidad, tanto individual como colectiva. La memoria nos permite aprender, pensar… Sin ella no seríamos nada, ni siquiera sabríamos de nuestra existencia.

¿Cuáles son los suyos?Los míos pertenecen a la generación de los tebeos, de juegos como el taco o las canicas, de una bicicleta BH que recorría a toda mecha las calles del barrio sin asfaltar, del teléfono con cable y ruleta... Una generación que se ha adaptado a grandes cambios con bastante dignidad...

De entre todos ellos, ¿alguno influyó en su devenir como maestro o escritor?Mi padre fue maestro. Y la escuela siempre era tema de conversación en casa. Gran lector, siempre tomando notas…, fue un modelo decisivo que marcó mi infancia.

¿Qué le ha aportado la literatura a su vida?Como lector, mantener viva esa imaginación, curiosidad y capacidad de asombro que suele perderse tras la infancia. Como escritor, no dejarte vencer por ningún reto. Cuando me preguntan ¿Por qué escribes?, contesto que no es solo porque me guste, sino porque no puedo dejar de hacerlo, de inventar historias y contarlas.

¿Le resulta más fácil escribir para adultos o para jóvenes?Cada libro vuelve a nacer con cada nuevo lector. La edad te condiciona para que la historia sea capaz de seguir contagiando el amor por la lectura. Una gran responsabilidad para todo escritor.

"La edad te condiciona para que la historia sea capaz de seguir contagiando el amor por la lectura"

Y la docencia, ¿qué ha supuesto para usted?Todo. Un maestro tiene la gran suerte de trabajar en un mundo con magia, que es la escuela. No todos pueden decir que son un poco magos capaces de construir un mundo nuevo todos los días y de adelantarse a su tiempo. Y para un escritor, compartir con los futuros lectores sus gustos, preocupaciones, conflictos…, no tiene precio.

¿Cree que es importante que las nuevas generaciones conozcan la historia más reciente, la que vivieron sus abuelos o sus padres?Sería una gran pérdida crecer sin conocerla. Ahí también tenemos que agradecer mucho la labor de nuestros abuelos, expertos en transmitir esa historia familiar a sus nietos.

Hay quienes piensan en el siglo XX y solo ven imágenes en blanco y negro. ¿Es la fotografía es la presencia de la ausencia?En parte. Es una opinión muy personal, pero con la palabra ausencia me llega el sabor a la amargura y a la nostalgia. La fotografía que acompaña a los cinco personajes de esta historia a lo largo de su vida, y que aporta un toque de humor, creo que se define mejor como la presencia de un instante.

"Los zaragozanos tenían un cariño especial a sus tranvías, que fueron testigos de sus rutinas y momentos especiales de sus vidas. Sus diecisiete líneas se encargaban de recorrer toda la ciudad"

¿Se ha documentado mucho para hacer este libro?A diferencia de otros proyectos, contaba con numerosos recuerdos personales, pero no han faltado fotos de algún libro, amigo o de Internet.

¿Y con testimonios de la antigua plantilla de los tranvías o sus familiares?Mientras lo escribía, muchos amigos me facilitaron botones, placas de los cargos, gorras…, de sus padres y abuelos. Cuando se publicó, infinidad de personas me comentaron que se habían montado en él.

¿Es ‘El tranvía verde’, un homenaje a los recuerdos?Totalmente. Los zaragozanos tenían un cariño especial a sus tranvías, que fueron testigos de sus rutinas y momentos especiales de sus vidas. Sus diecisiete líneas se encargaban de recorrer toda la ciudad.

¿Y una oda a nuestros mayores?Es un reconocimiento más que merecido. Hemos llegado hasta aquí gracias a ellos. Y también un tirón de orejas para aquellos que no les demuestran el respeto que se han ganado a pulso.

¿Piensa que cualquier tiempo pasado fue peor?Se suele pensar así. Pero excepto durante los hechos más trágicos de nuestra historia, el tranvía de la vida, con sus viajes perfectos y también con sus salidas de trole en el que todo se para, se sigue y seguirá repitiendo. Una constante si se lee dentro del contexto en el que toque vivir.


Como curiosidad. ¿Se montó alguna vez en un tranvía verde?
Sí. Hasta mis quince años, ya que el último tranvía, el 11, dejó de funcionar en enero de 1976. Pero tuve tiempo para vivir personalmente todos los recuerdos que se nombran en el libro. Hasta llegué a montar en la parte trasera, la trabuca, sin pagar billete (y sin que se enterasen en casa, claro…).

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