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Marina Pérez Aliacar: "Acorralamos el cáncer con las Matemáticas"

La investigadora aragonesa acaba de conseguir una prestigiosa beca Fulbright para incorporarse al Centro de Oncología Computacional de Austin (Texas, Estados Unidos).

Marina Pérez Aliacar, esta semana en Zaragoza.
Marina Pérez Aliacar, esta semana en Zaragoza.
Guillemo Mestre

Marina Pérez Aliacar, ingeniera e investigadora I3A (Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón), acaba de conseguir una prestigiosa beca Fulbright para incorporarse a la Universidad de Texas, en Austin.

Matemáticas, medicina… El proyecto se intuye fascinante.

Todo nació porque un profesor de la carrera me propuso trabajar en su grupo de investigación. Mi director de tesis, Manuel Doblaré. montó un grupo de biomecánica. Los ingenieros, en temas biomédicos. Si le digo la verdad, me gusta más que la ingeniería…

La ingeniería también tiene su aquel… Pensar un poquito y tal también suele venir bien...

La investigación siempre descubre algo y resuelve problemas. Además, de pequeña ya me gustaba la biología. Las matemáticas también me gustan mucho. Ahora, reconcilio las dos ciencias.

Las matemáticas son maravillosas: hacen visible lo invisible.

Ahora incluso estudio Matemáticas por la UNED. Es el lenguaje universal que sirve para todo. Igual vale para la ingeniería que, como veremos, para la medicina. Es una forma preciosa de sistematizar todo en un mismo lenguaje.

Dicen que las matemáticas son un sexto sentido.

Es una forma de entendimiento universal. También, un lenguaje conciso y preciso.

Y sin palabras…

Ojo, que también hay letras en las matemáticas…

Pitágoras decía que no hay que decir pocas cosas con muchas palabras, sino muchas cosas con pocas palabras.

Es un reflexión tan profunda como acertada: una ecuación que contenga cuatro símbolos, explicarla puede costar hojas y hojas.

En cierto modo, Pitágoras se asemeja a Gracián. Perdón, al revés, que nuestro Baltasar Gracián es muy posterior. Lo bueno, si breve... Pitágoras, conceptista…

Le gustan mucho las palabras…

Me gustan tanto que a veces me las como…

¡Ja, ja, ja! En cierto modo, todo lo que puedas poner en una ecuación, en un teorema, es válido, no requiere de más explicación.

¿Cómo arrancó el viaje hasta Estados Unidos?

Estudié en la Universidad de Zaragoza. Se me planteó la posibilidad de hacer la tesis en un proyecto biomédico muy atractivo: utilizando matemáticas y ordenadores, comprobar cómo se comportan las células tumorales. Recibí una beca del Gobierno de Aragón de cuatro años. En el doctorado, hay una mención internacional: hacer una estancia en un centro internacional. Busqué opciones y me llamó mucho la atención la beca Fulbright. Es en EE. UU., cuna de grandes investigadores.

Investigación es progreso, qué mejor ejemplo que EE. UU.

Los investigadores están muy valorados en la sociedad norteamericana. También fue importante que en un congreso conocí a un investigador de la Universidad de Texas. Hice una entrevista presencial en Madrid en la que me preguntaron motivaciones, además de comprobar la capacidad de liderazgo.

Además de investigadora, estamos ante una líder…

El caso es que me voy a incorporar al Centro de Oncología Computacional de Austin.

Vamos con los malditos tumores. ¿Cómo se pinta un siniestro tumor con una ecuación?

Hacemos modelos matemáticos. Representamos un sistema real, en este caso un tumor, utilizando el lenguaje matemático, en ecuaciones. Describimos con ecuaciones diferenciales cómo cambia el número de células o la concentración de oxígeno del tumor. Con ello, podemos reproducir cómo crece un tumor o cómo responde a la terapia.

¡Fantástico!

Desarrollamos esos modelos con unas hipótesis que vemos en el laboratorio y tratamos de reproducir lo apreciado con el ordenador. La computadora es capaz de crear un gemelo digital del tumor del laboratorio. Afortunadamente, el grupo de Zaragoza es multidisciplinar. Trabajamos gente de ciencias biológicas que hacen experimentos con células tumorales, tenemos datos que podemos reproducir. Repitiéndolo por ordenador, reducimos tiempo y costes en los experimentos.

Las matemáticas, tan buenecicas, y enemigas del cáncer...

Con las matemáticas, acorralamos el cáncer. Ahora estamos trabajando en el gliobastoma. Estudiamos con modelos matemáticos cómo responden las células al fármaco aplicado, y qué alternativas se podrían plantear.

Esta semana también han aparecido informaciones muy favorables de la lucha contra la ELA.

Desconozco esa noticia. No puedo opinar, por tanto. Además, hay que ser sensibles con los enfermos, con todos. Hay que ser muy prudentes con cualquier dato.

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