César Alierta: corazón zaragozano y zaragocista

El empresario siempre estuvo cerca de su ciudad natal y del club de fútbol que abandera el sentir mayoritario de los aragoneses.

César Alierta, durante una reciente intervención en un foro empresarial.
César Alierta, durante una reciente intervención en un foro empresarial.
J. Miguel Tafalla

El corazón zaragocista de César Alierta Izuel dejó de latir. Empresario y abogado español, fue uno de los principales accionistas del Real Zaragoza, club del que evitó su desaparición en 2014 como entidad deportiva, al asumir su control junto a la familia Yarza a través de la Fundación 2032.

Además de su extraordinaria trayectoria profesional, Alierta nunca abandonó su pasión por Zaragoza y por el Real Zaragoza. Fue un amor heredado de su familia. Para Alierta, el Real Zaragoza era vital, un sentimiento zaragocista inculcado por sus padres. Su padre, Cesáreo Alierta, fue presidente del Real Zaragoza entre 1952 y 1958, y alcalde de Zaragoza entre 1966 y 1970, además de procurador en las Cortes. Cesáreo Alierta ya rescató al equipo del león rampante en los años 50, lográndose además bajo su presidencia la construcción del estadio de La Romareda. El paso del viejo campo de Torrero a La Romareda, inaugurada en 1957 gracias al respaldo municipal del alcalde Gómez Laguna, supuso el trampolín a las épocas de gloria deportiva posteriores, con la explosión de Los Magníficos como equipo de referencia española y europea en los años 60. Es impensable ese extraordinario salto en la historia del Real Zaragoza sin el impulso de La Romareda. Situación muy semejante a la actual, con la necesidad imperiosa de construir un nuevo estadio para regresar al futuro de la élite del fútbol.

Pese a que su exitosa carrera empresarial se desarrolló en Madrid, Alierta siempre estuvo cerca de Zaragoza. Fue esta profunda unión con su ciudad y con la entidad deportiva más representativa de su ciudad y de Aragón lo que propició su participación en el rescate del Real Zaragoza, que agonizaba en el verano de 2014. Ya antes de su llegada al club, se apreció el cariño de Alierta para con el equipo de su tierra. El hecho de que el Real Zaragoza luciera en sus camisetas la publicidad de Telefónica durante la primera década del tercer milenio (etapa que coincidió con su presidencia de la operadora) no es baladí. También introdujo la firma Movistar en el Mundial de Motociclismo, entre 2014 y 2018.

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Tras la venta de Alfonso Soláns a Agapito Iglesias en 2006, el club había iniciado una regresión que amenazaba incluso su misma supervivencia. En situación límite, la Fundación 2032 acudió al rescate. Una importante porción accionarial de esta iniciativa que impidió la extinción del Real Zaragoza corresponde a Alierta. De esta forma, estuvieron presentes en el consejo de administración sus sobrinos Fernando Sainz de Varanda Alierta (vicepresidente y consejero delegado) y Juan Uguet de Resayre (consejero).

César visitaba al equipo en las concentraciones de pretemporada, estaba pendiente del club. Se le vio en las estadías de Boltaña en tiempos de Ranko Popovic como técnico. También, con Natxo González. Su anhelo siempre fue ver a su Real Zaragoza de nuevo en la Primera División.

Su implicación y participación en el club fue creciendo. En 2019, mediante una ampliación de capital, adquirió la mayoría accionarial de la sociedad. Así llegó Luis Blasco, persona de su total confianza, que fue designado consejero delegado.

Fue el accionista mayoritario del club zaragocista hasta 2022, cuando vendió sus acciones junto al resto de la Fundación Real Zaragoza 2032 al actual accionista de referencia, el grupo inversor que lidera Jorge Mas.

Además de un empresario de éxito, desde luego, ha muerto un enamorado de Zaragoza y del Real Zaragoza.

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