Reto personal y deportivo: "Tras luchar contra el cáncer mi lema es vivir el aquí y ahora"

Con 36 años, a la turolense Laura Villa le diagnosticaron un carcinoma en el pecho. Tras cuatro operaciones, viaja a la Patagonia para afrontar una expedición sobre hielo y subir al Gorra Blanca.

Laura Villa es una de las expedicionarias del Reto Pelayo Vida que han superando un cánce
Laura Villa es una de las expedicionarias del Reto Pelayo Vida que han superando un cánce
Oliver Duch

Laura Villa, natural de Cella (Teruel), lleva tatuado en el antebrazo derecho el lema ‘Aquí y ahora’. Es lo que se ha repetido en los últimos años desde que en 2020, con 36, se notó un bulto en el pecho y le diagnosticaron un carcinoma bastante agresivo. Tras cuatro operaciones y cuatro meses durmiendo sentada en un sillón después de la primera intervención de mastectomía total, el próximo 23 de octubre volará hacia Argentina para recorrer durante 10 días un circuito de 70 kilómetros por un campo de hielo patagónico y atacar después la cumbre del cerro Gorra Blanca (2.920 metros).

Es una de las cinco supervivientes de cáncer que participan en el Reto Pelayo Vida, que llega a su novena edición. Ha sido seleccionada entre 463 solicitudes recibidas de nueve países. Son ejemplos de superación personal, fortaleza psicológica, valor y optimismo ante la adversidad. Será la primera expedición en la placa de hielo continental llevada a cabo por un equipo formado exclusivamente por mujeres.

"Todo fue muy rápido. Dos días antes de Nochebuena vine a Zaragoza toda tranquila a hacerme la biopsia y enseguida me dijeron que era un cáncer muy agresivo. La oncóloga me explicó que era muy difícil de detectar, que había tenido suerte y que hace ocho años había un índice de supervivencia muy bajo. Fue un ‘shock’, como si me arrollara un tren de cercanías", recuerda de cuando recibió la noticia. A los pocos días, una amiga le envió unas noticias y vídeos de las mujeres que ese año participaban en el Reto Pelayo Vida asegurándole que llegaría a ser una de ellas.

"Habrá días en los que el cuerpo no te va a llevar, pero si la mente la tienes fuerte, podrás con todo"

A Villa le marcó y ayudó también lo que le dijo una mujer con la que compartió una de las primeras sesiones de quimioterapia. "Habrá días en los que el cuerpo no te va a llevar, pero si la mente la tienes fuerte, podrás con todo", le aconsejó. Esta máxima ha guiado su "camino oncológico".

"Tras luchar contra el cáncer mi lema es vivir el aquí y ahora", asegura. Y así ha intentado hacerlo desde la primera noche tras el diagnóstico "en la que lloré y pateé todo lo que me apetecía y pude, y pasé el duelo". Pensó una lista de las cosas que quería hacer por ella misma, como contar lo que le pasaba a los padres de los niños a los que daba clase y casarse, algo que hizo dos días antes de la primera intervención.

Uno de los momentos más duros fue explicárselo a sus hijos, que hoy tienen 9 y 4 años. "El más pequeño tenía entonces un año y no he podido volver a cogerlo en brazos. El mayor me preguntó en una ocasión que si se portaba mejor me iba a curar antes. Toda mi familia, amigos y entorno me lo han puesto muy fácil", cuenta emocionándose.

"Mi hijo mayor me preguntó en una ocasión que si se portaba mejor me iba a curar antes"

Su marido y su hermana mandaron su historia a Reto Pelayo. A las pruebas físicas de las 18 finalistas en Sierra Nevada el pasado marzo acudió veinte días después de pasar por cuarta vez por un quirófano para la reconstrucción de los senos. "Fui con una venda de comprensión y aunque llegué a pensar que de esa forma no sería capaz de cargar con una mochila no quería perder esta oportunidad", dice.

"Quiero cerrar el círculo"

Villa espera ahora servir como espejo de esperanza a otras mujeres que pasen por lo mismo. "Quiero cerrar el círculo. A mí me ayudaron los testimonios y los logros de las protagonistas del Reto Pelayo que me envió mi amiga y aspiro a ayudar a alguien como me ocurrió a mí –comenta–. Y a todos los políticos y representantes de instituciones que me están recibiendo les transmito la importancia de invertir en investigación".

Para llegar hasta aquí ha tenido que someterse a un estricto programa de entrenamiento bajo la dirección de la alpinista y campeona nacional Rocío Monteoliva. No era especialmente deportista, y de hacer "paseos y andadas" ha pasado a caminatas de ocho horas con 18 kilos a la espalda. Unos entrenos en los que ha contado con el respaldo de cuatro amigos y el gimnasio Integral health centro fitness de Cella.

Ya ha empezado la cuenta atrás. El 16 de octubre se concentran en Madrid y el 23 volarán a Argentina. En los 20 kilos de su mochila tiene que llevar todo lo necesario. Un equipaje en el que no faltarán el árbol de vida en forma de joya que le regaló su esposo antes de contraer matrimonio, la Mano de Fátima que le ha acompañado durante la enfermedad, fotos y recuerdos de sus hijos, las banderas de Aragón, Teruel y Cella, y la de la asociación Martina es mi Ángel del síndrome de Angelman. Con ella irán también amigas que ha perdido. Está convencida de que lo lograrán: "Lo afronto con mucha positividad y tengo muchas ganas. Me da miedo que me falle el cuerpo, pero tengo muy claro que mis compañeras no me van a dejar venirme abajo ni me van a abandonar".

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