Vivienda

Casas de premio en Aragón: arquitectura orgánica en mitad de la España vaciada

La casa en Tres Primaveras fue galardonada con el García Mercadal en el año 2018.

El interior de la casa Tres Primaveras, premio García Mercadal del año 2018.
El interior de la casa Tres Primaveras, premio García Mercadal del año 2018.
Adrià Goula / Jordi Salinas

Si uno se adentra en la vivienda vacacional de David Sebastián, experimentará un curioso juego de sombras. Pero es que esta obra arquitectónica, situada en el municipio turolense de Jarque de la Val (con poco más de 60 habitantes) es justo lo que busca. Este proyecto aprovecha lo que era una antigua majada y todos sus materiales para crear la casa en Tres Primaveras, ideada para tres familias, y ganadora del premio García Mercadal el año 2018.

Este proyecto nace gracias a las raíces de su mujer, Beatriz Escorihuela. Natural de Zaragoza, veraneaba en Jarque de la Val. "Una vez desapareció esa generación de los abuelos, había quedado un vacío enorme al, además, no poder ir al pueblo", narra el arquitecto Sebastián. Por eso, se adentraron en una majada heredada para reconvertirla en una casa vacacional para tres familias: la suya, la de su hermana y la de su padre. Todos conviviendo en la misma en época estival.

El tiempo de cocción de esta obra galardonada con el García Mercadal y reconocida por la XV Bienal Española de Arquitectura ha sido lento. En tres años y con los materiales más nobles se armó una vivienda de unos 230 metros cuadrados, con un coste de solo 400 euros por cada uno de ellos. "Se plantea utilizando la construcción existente, que era muy sencilla. La parte baja era para animales, la central para el grano…", especifica este arquitecto, nacido en Barcelona. Así, da lugar a una cubierta "muy sencilla y muy similar a las construcciones tradicionales".

En este caso, la peculiaridad es que se vació lo de dentro para darle una distribución especial. Se enfoca la mirada al paisaje, de manera que el interior, proyectado en forma de U, queda sombrío, con penumbra. "Está pensado para el verano. Es un patio cubierto, por lo que genera un ambiente súper agradable", describe David Sebastián (@Desarquitectes en Instagram). Allí queda una zona común, semienterrada, con las cocinas y el comedor. Las habitaciones son "una extensión" de esta primera zona.

El encargado del proyecto lo asemeja a "un motel". " Hay una especie de entrada con un asiento, donde poder charlar, que a veces se sientan los vecinos", dice. Después, entras al patio, la puerta del antiguo corral que ya existía, y accedes a la zona común. Allí, cada familia tiene su habitación separada.

La construcción estuvo marcada por la constante presencia de la gente (arquitectos, las familias e incluso los vecinos) en la obra. "Si lo comparamos con el mundo cinematográfico, fue como un documental. Al hacerse con tanto tiempo, se iba alimentando un poco de todo. Los materiales eran reciclados de la propia majada y traídos de almacenes cercanos", expresa Sebastián. La idea principal era muy clara y los materiales eran los que finalmente dictarían la forma final de la vivienda.

La filosofía que empleó Sebastián se basa en lo que hizo Alvar Aalto en la isla de Muuratsalo (Finlandia), donde ensayó sus teorías experimentales a mediados de los cincuenta. "Para mí era como un juego, un laboratorio donde experimentar. Modulamos la casa como un Lego. Por ejemplo, todas las piezas rotas que reutilizamos se pusieron arriba del todo, de manera que esa planta tiene una textura diferente", añade. Esa es su riqueza.

"Tuvimos la suerte de que toda la majada estaba llena de puertas antiguas de corral, ventanas… que se habían ido rescatando de las casas de alrededor. Tenían cierto valor. Se hizo como un catálogo. Toda esta madera se reutilizó", recuerda el arquitecto. Trocitos de la España vaciada en este hogar pensado desde el reciclaje de principio a fin.

Esta vivienda vacacional se hizo reutilizando la construcción y los materiales de una antigua majada.
Algunas de las puertas reutilizadas.
AdriaGoulaPhoto
Esta vivienda vacacional se hizo reutilizando la construcción y los materiales de una antigua majada.
Esta vivienda vacacional se hizo reutilizando la construcción y los materiales de una antigua majada.
Adrià Goula / Jordi Salinas

Pero, ¿cómo es vivir en una casa de premio? "La sensación de vivir allí es muy buena porque el proyecto funciona. Sobre todo a nivel climático", apostilla David Sebastián. Dentro de esta vivienda -con aspecto de no estar terminada- parece que esté encendido el aire acondicionado. Y no es así. "Es muy agradable estar allí. Todo el mundo se da cuenta de que es una buena respuesta al sitio y a la necesidad que teníamos. Estamos contentos", asegura. 

Al principio, los vecinos de este pequeño pueblo de las cuencas mineras se extrañaron por el aspecto final. "¿Esto está terminado?", le preguntaban al arquitecto. Ahora, estos mismos, incluso los que tienen menos noción de arquitectura, admiten que es un espacio "agradable y especial", terminado con cerámica, arcilla, piedra, madera... Arquitectura orgánica en su máximo esplendor. 

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