La detección de la soledad no deseada preocupa a las entidades aragonesas que trabajan con personas mayores

En la Comunidad hay 73.200 personas mayores de 65 años que viven solas, de ellas 44.400 mujeres, y la situación de aislamiento se agrava en el medio rural.

Pedro Baringo, presidente del Grupo San Valero; Javier Hernández, lugarteniente del Justicia de Aragón en funciones y Carmen Susín, consejera de Bienestar Social y Familia
Pedro Baringo, presidente del Grupo San Valero; Javier Hernández, lugarteniente del Justicia de Aragón en funciones y Carmen Susín, consejera de Bienestar Social y Familia
DGA

La creación de mecanismos de detección de las situaciones de soledad no deseada entre las personas mayores desde la Atención Primaria, los servicios farmaceúticos y las redes sociales de su entorno diario y más cercano es una de las principales líneas de trabajo del Observatorio Aragonés de la Soledad para los próximos meses. Así lo ha puesto de manifiesto el lugarteniente del Justicia de Aragón en funciones que ostenta la presidencia de este organismo, Javier Hernández, con motivo de la reunión del plenario que se ha celebrado este miércoles en la sede del Grupo San Valero en Zaragoza.

Hernández ha destacado la importancia de disponer de instrumentos comunes de ámbito autonómico para llegar a conocer cuándo un mayor vive una situación de aislamiento no elegida que le provoca sentimientos negativos que le pueden afectar a su salud.  Ha precisado que aunque hay "muchas entidades y administraciones" que desarrollan programas y proyectos de apoyo ante esta situación, el "problema" que les trasladan los técnicos es, precisamente, la detección.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, correspondientes a 2020, en la Comunidad hay 73.200 personas mayores de 65 años que viven solas, de las que 47.400 son mujeres y 25.800 hombres. Lo que se desconoce es cuántos de ellos lo hacen por voluntad propia. En el último año, este número de hogares unipersonales ha aumentado un 12,62%, ya que a principios de 2019 eran 65.000.

La previsión del Departamento de Bienestar Social y Familia del Gobierno aragonés es que la hoja de ruta contra la soledad no deseada tenga como instrumento principal un Plan específico dentro de la Dirección General de Mayores que se va a trabajar "con carácter inmediato" para implementar un proceso de participación que escuche y atienda las demandas de los mayores, no solo las personas que están institucionalizadas, sino de aquellas a los que la consejera del ramo, Carmen Susín, se ha referido como 'mayores jóvenes', que demandan actividades de ocio, de acompañamiento y envejecimiento activo.

Además, Susín se ha comprometido a "impulsar y replicar en todo el territorio" las iniciativas de lucha contra esta lacra que mejor están funcionando en la Comunidad. También ha recordado que la Dirección General de Mayores, gestionada por Ana Isabel Berges, también presente en la reunión, está trabajando ha en una Ley de derechos de las personas mayores que "les proteja contra la discriminación por edad, les acompañe en un envejecimiento activo y combata esta situaciones de soledad".

Diez proyectos innovadores

La reunión del observatorio ha servido además para poner sobre la mesa diez iniciativas para combatir esta soledad no deseada que vienen a sumarse al catálogo de más de un centenar de experiencias con que cuenta este organismo que reúne a administraciones, expertos, técnicos y profesionales. En esta ocasión, han compartido sus proyectos el Ayuntamiento de Zaragoza, el Hospital San Juan de Dios, la iniciativa Acompañando Teruel, ADICAE, Atenzia, la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza, la Fundación Rey Ardid, Lares Aragón y el Teléfono de la Esperanza.

Uno de estos programas es el que se ha puesto en marcha en Utrillas, con más de 100 vecinos solos, que viene a replicar el que se puso en marcha con éxito durante la pandemia en Teruel de la mano de la Federación de Asociación de Vecinos de esa ciudad (Favct). Se lleva a cabo a través de una red de voluntarios locales coordinada por un trabajador social y cuenta con la aportación de 6.000 euros anuales que hace el Ayuntamiento de Utrillas. La base de operaciones de este plan es el Centro de Día de la localidad, de titularidad municipal, donde los usuarios puede encontrar, entre otros servicios, los de comedor, cafetería, biblioteca, zona de juegos, gimnasio y peluquería. 

El sistema se apoya también en una cadena de 'antenas' de la que forman parte la Cruz Roja, el centro de salud así como los comercios de proximidad y establecimientos hosteleros de esta localidad de las Cuencas Mineras, los cuales pueden alertar a los Servicios Sociales de la existencia de casos preocupantes. 

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