La ola de calor destapa las carencias del plan de la DGA ante las altas temperaturas

CC. OO. denuncia falta de concreción y de homogeneidad en las medidas fijadas.

La cuarta ola de calor no da tregua en Zaragoza
La ola de calor no da tregua en Zaragoza
Francisco Jiménez

Existe un protocolo diseñado por el Gobierno de Aragón para proteger a los funcionarios frente a las altas temperaturas, pero adolece, según los sindicatos, de falta de concreción y de homogeneidad entre los distintos servicios. Es de entender, por ello, que trabajadores del departamento de Carreteras y de algunas residencias transmitieran ayer sus quejas a la sección sindical de CC. OO.-Aragón en la DGA. «Deja las decisiones en manos de los responsables en Prevención de Riesgos Laborales, y unos pueden decir que se trabaje al aire libre y otros que no», explicó Francisco José González, secretario general de la central. En plena ola de calor, se volvieron a destapar las carencias de un protocolo que, según indicó, no se priorizó en la negociación con el anterior equipo de Gobierno y no ha habido tiempo para hacerlo con el entrante.

Las medidas obligatorias para los empleados al aire libre o en centros de trabajo que no pueden quedar cerrados son claras. Queda prohibido desarrollar tareas durante las horas del día en las que concurran altas temperaturas «en los casos en los no pueda garantizarse de otro modo la debida protección del trabajador». En alerta meteorológica roja o naranja, hay que adaptar las condiciones laborales, incluida la modificación o reducción de horas de trabajo.

En las medidas orientativas que se aplicarían a los trabajadores del campo, carreteras y a agentes de protección de la naturaleza es donde surgen las mayores dudas. Los responsables de Riesgos Laborales deberán organizar el trabajo en su departamento, sin que exista un criterio único negociado entre DGA y sindicatos o una horquilla que acote el margen de actuación. Podrán aplicar pequeñas pausas de recuperación en tareas que requieran esfuerzo físico, adaptar horarios, ajustar los trabajos más duros a las horas de menor calor e incluir rotación entre los empleados, usar medios mecánicos y optar por vehículos climatizados. Deberán evitar que se lleven a cabo trabajos en solitario, para facilitar la supervisión mutua entre empleados al fin de detectar síntomas de sobrecarga térmica, y facilitar agua, crema solar cada dos horas, sombreros y gorras para protegerse del sol, además de habilitar lugares de descanso frescos.

González defiende que lo «lógico» sería fijar tramos a la hora de reducir las jornadas en función de las temperaturas. Sobre todo, teniendo en cuenta que «todos los años vamos a tener situaciones de este tipo», recuerda.

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