Tercer Milenio
En colaboración con ITA
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Benjamin List: "Cuando tenía 11 años pensaba que los químicos lo entendían todo"
Este químico (Fráncfort, 1968) ganó en 2021 el premio Nobel por el desarrollo de la organocatálisis asimétrica, un tercer tipo de catalizador.
¿Por qué decidió ser químico?
Yo era muy joven entonces. Tenía unos 11 años. En realidad no sabía nada sobre la química, pero sentía que eso era lo que quería hacer. Pensaba que los químicos lo entendían todo porque el mundo está hecho de moléculas y átomos y los químicos entendían de moléculas y átomos. Por eso, entendían todo, incluido a los humanos.
¿Es importante que los jóvenes, especialmente las niñas, se interesen por la química?
Creo que es importante, pero es más importante que hagan lo que les entusiasme. Los españoles están llenos de energía y alegría, y si llevas ese entusiasmo a tu vida laboral, eres una persona feliz. Así que si tienes la más mínima inclinación hacia la química y sientes cierto entusiasmo, adelante. Es muy gratificante porque la química puede cambiar el mundo.
¿Alguna vez imaginó que ganaría el premio Nobel?
Ahora puedo ser honesto, ¿verdad? Antes del premio Nobel, decía que no. Pero, cuando entras en este mundo, y estás motivado y lleno de curiosidad, por supuesto que está en la mente. Quizás un día, si tengo un gran avance...
¿Cómo cambia la vida obtenerlo?
Al principio fue muy intenso, con muchas entrevistas de todos los tipos, con políticos... pero ahora parece que todo vuelve a la normalidad y que puedo volver al laboratorio y empezar a tener el control de las cosas que hago.
El desarrollo de un tercer tipo de catálisis (organocatálisis asimétrica) permite preparar fármacos de forma más económica y sostenible. ¿Qué efectos tiene en el medio ambiente?
La gente señala que la organocatálisis es tecnología verde, pero para ser honesto, no pensé en ello al principio. Sin embargo, es verdad que las moléculas orgánicas son inherentemente sostenibles porque vienen de la naturaleza, de las plantas... Es diferente a los metales. Tenemos los metales que tenemos, se moldearon cuando se formó el universo y son limitados.
Hablando de sostenibilidad, ¿se hace lo suficiente para asegurar el futuro del planeta?
Todos estamos pegados a la Tierra y tenemos que preocuparnos por la sostenibilidad. Los químicos, también. Pese a lo que se piensa, no tratamos de contaminar el medio ambiente, siempre intentamos hacer cosas buenas. De hecho, en la historia de la química, diría que se ha dado a la humanidad una vida más larga, segura y conveniente. La catálisis, debido a que solo necesitas pequeñas cantidades, es una tecnología verde y muy sostenible.
¿Sus avances en la organocatálisis asimétrica ya son una realidad en la preparación de fármacos?
Sí, uno importante que se ha hecho ha sido un antiviral contra el VIH, el Darunavir. Es un virus que lamentablemente no puede ser tratado con vacunas porque está siempre mutando.
La pandemia ha puesto la investigación en el centro. ¿Se le ve con otros ojos?
Para mí, sí. En el Instituto Max Planck nuestro trabajo es hacer ciencia básica, no hacer investigación aplicada ni nuevos medicamentos. Sin embargo, con nuestro conocimiento y el talento de mi grupo estamos felices de contribuir a ello. Recuerdo que durante la pandemia decía: ‘¿qué podemos hacer?’ Empezamos a trabajar en la síntesis de un compuesto anticovid y fue una experiencia agradable. Ha cambiado un poco mi actitud. Aunque mi trabajo principal es la ciencia básica, ahora siempre estoy atento hacia la ciencia aplicada para abordar problemas útiles para la sociedad.
¿Y hay suficientes apoyos económicos?
Para ser honestos, estoy en una posición privilegiada y estoy muy agradecido con ello. No sé cómo le está yendo al resto de Europa en este momento.
Con la Bienal de Química, ¿es la primera vez que visita Zaragoza?
Sí. No he podido ver mucho, porque justo llegué el domingo por la tarde y trabajé en el hotel. Espero poder ver un poco de la ciudad. Parece bonita y muy cálida.
