Los inmigrantes suponen más del 35% de la población en algunos municipios agrícolas de Aragón

Si se mantienen las tendencias actuales, la llegada de extranjeros permitirá que la Comunidad siga ganando habitantes en los próximos años, según la proyección del INE

Temporeros recogen cerezas en un campo de Aniñón.
Temporeros recogen cerezas en un campo de Aniñón.
MACIPE

La mano de obra extranjera en el campo aragonés es fundamental. En algunos municipios agrícolas, el porcentaje de población nacida fuera de España supera el 35%. Aunque la Comunidad arrojó un saldo migratorio negativo el año pasado, según los datos todavía provisionales publicados por el Instituto Nacional de Estadística, las proyecciones demográficas reflejan que este colectivo sigue salvando el crecimiento de la población aragonesa. Los residentes nacidos en el exterior pasarán de representar el 14,5% en 2022 al 22,8% en 2037. En Aragón residían a 1 de enero de 2021 un total de 162.349 extranjeros, el 12,2% de la poblaciòn.

De los 272 empadronados que tiene el municipio zaragozano de Villarreal de Huerva, 130 son inmigrantes, casi un 48%, y la mayoría rumanos y marroquíes. Es el municipio aragonés con más porcentaje de no nativos. "Las tres granjas de gallinas ponedoras son desde hace tiempo el revulsivo. Llegan a producir cinco millones diarios de huevos y se necesita mucha mano de obra", explica la alcaldesa, Rosario Lázaro. El programa de conciliación en el colegio empieza a las 6.30 "porque el empleo femenino es muy elevado". La falta de vivienda frena que se asienten nuevas familias que podrían llegar. "Tenemos un antiguo cuartel de la Guardia Civil en el que se podrían rehabilitar siete casas –comenta Lázaro–, pero es un proyecto que no podemos asumir en solitario, estamos pidiendo ayudas que no llegan".

Si se comparan los datos a 1 de enero de 2021 con los de hace cinco años, el peso de los vecinos procedentes de otros países ha seguido creciendo en estas localidades eminentemente agrícolas. En Villarreal de Huerva en 2016 suponían el 41,74% y han pasado a un 47,79%.

Una situación que se repite en otros municipios zaragozanos. El crecimiento también ha sido exponencial en La Almunia de Doña Godina. De sus 7.983 habitantes, 2.526 proceden del extranjero, un colectivo que supone el 31,65%, cuando hace un lustro este porcentaje era del 26,48%. Durante este tiempo Ricla roza el 40% de inmigración. Cuenta con, 2.922 habitantes y de ellos 1.164 nacieron en otros países, el 39,8%. En la provincia de Huesca, la población extranjera en Torrente de Cinca ha crecido más de diez puntos, de un 25,6% a un 36,1%. De sus 1.279 vecinos, 462 son de otros países, siempre según los datos del padrón a 1 de enero de 2021. En Zaidín ha aumentado de un 26,08% a un 34,19%, con 636 empadronsdos no nativos de un total de 1.860.

60 nacionalidades en Caspe

Caspe es el municipio más grande con el colectivo inmigrante más numeroso en porcentaje, 2.861 vecinos de 10.183, casi una tercera parte (28,1%). En el padrón figuran 60 nacionalidades. Se nota hasta en las citas deportivas, como el campeonato de críquet que organizaron los paquistaníes. "Gracias a la agricultura se han asentado muchas familias inmigrantes, pero con el Mar de Caspe también se nos conoce en Europa por el turismo. Hay profesionales que vienen aquí a asentarse y teletrabajar o a buscar otra forma de vivir", señala la alcaldesa, Pilar Mustieles, que precisamente este pasado sábado casó a una pareja marroquí. Pone como ejemplo que tienen una comunidad británica de una treintena de personas.

Un problema con el que se encuentran es la falta de viviendas de alquiler a precios asequibles. "Al superar los 10.000 habitantes nos quedamos fuera, por ejemplo, de las ayudas para jóvenes de la DGA", se lamenta Mustieles.

Sobre el papel, al menos 25 municipios aragoneses presentan porcentajes de extranjeros superiores al 25% . Las proporciones enmascaran los valores absolutos y al poner la lupa sobre ellos algunos son ficticios o responden a una circunstancia temporal.

En Salcedillo (Teruel) figura que de sus 11 habitantes tres son extranjeros. "Ahora solo hay un paquistaní que trabaja en el pueblo como albañil. El primero llegó de pastor y atrajo a otros compatriotas, pero residen en lugares cercanos como Allueva y Fonfría aunque acudan a trabajar", señala su alcalde, Fermín Navarro. En Valle de Bardají, la estadística dice que de 64 habitantes, 17 proceden de otros países. "Sobre todo hay rumanos y nicaraguenses que vienen de pastores, se empadronan pero si encuentran algo mejor se van. Ahora puede haber seis extranjeros", corrige el regidor, José María Raso.

No solo las áreas rurales agrícolas atraen a quienes buscan una vida mejor fuera de sus países de nacimiento. "Los sectores industriales y turísticos también son un nicho laboral para los migrantes, así como el de mantenimiento de infraestructuras", asegura el geógrafo Raúl Lardiés, profesor de la Escuela Superior Politécnica de Huesca y coordinador del proyecto Matilde que analiza el impacto de este colectivo en las comarcas de Monegros y Valle de Tena. La investigación aún está en trabajo de campo, pero sí han detectado que las cabeceras comarcales, de entre 5.000 y 15.000 habitantes, son donde "se está centralizando" la población inmigrante. La razón son los obstáculos con los que se encuentran para afincarse en núcleos pequeños, desde "la carencia de viviendas a la falta de servicios, como colegios y medios de transporte para desplazarse".

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