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Sin Barreras 30 Aniversario 2024

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"Cuando el fantasma empezó a hacerse más grande, planifiqué muchas cosas para dejar de sufrir"

Fernando cuenta en este reportaje su lucha contra los pensamientos suicidas, a los que lleva años enfrentándose con el apoyo de su familia y profesionales sanitarios. Asapme quiere dar voz a estas personas con el ciclo ‘Conversaciones: depresión y suicidio’, que este año arrancó en Calatayud y continuará en Alcañiz y Jaca.

Imagen de la actividad realizada esta semana en Calatayud.
Imagen de la actividad realizada esta semana en Calatayud.
Carlos Muñoz

En marzo de 1990, Fernando comenzó a sufrir un dolor en la espalda que le impedía moverse de la cama. Entonces arrancó un periplo médico que le llevó por decenas de consultas de diferentes especialistas, incluida psiquiatría, que concluyeron en que padecía una miopatía muscular degenerativa.

Su principal miedo era quedarse en una silla de ruedas a los 48 años y aunque nunca le faltó el apoyo de su familia, hace cinco años "los pensamientos negativos empezaron a torturarme otra vez. Poco a poco, el fantasma empezó a despertarse. En casa no podía estar solo, buscaba muchas alternativas para dejar de sufrir, pero algo me lo impedía (mis seres queridos, miedos). Mi familia me acompañó al médico de cabecera y le comentamos todos esos pensamientos y planes. Me enviaron a la unidad de salud mental y los profesionales allí presentes se ganaron mi confianza y me recomendaron realizar actividades para mantenerme activo", explica.

Su testimonio pudo escucharse esta semana, en Calatayud, dentro del ciclo ‘Conversaciones: depresión y suicidio’. Una cita que, por segundo año consecutivo, organiza la Asociación Aragonesa Pro Salud Mental (Asapme), con el patrocinio de Janssen y que pone sobre la mesa todo lo que rodea a este tema, que ha sido tabú durante muchos años. Unas conversaciones guiadas por la periodista especializada en salud Melania Bentué.

"Tenemos que enviar a la ciudadanía mensajes sobre qué podemos hacer y estas jornadas nos ayudan a hacerlo"

"Las jornadas de 2021 fueron muy impactantes por la gran cantidad de público que se congregó, pero, sobre todo, por la conexión que se estableció entre los ponentes y los asistentes. Hubo mucho silencio y respeto hacia lo que se hablaba y muchas ganas de información, porque todos queremos ayudar en una situación como esta. Tenemos que enviar a la ciudadanía mensajes sobre qué podemos hacer y estas jornadas nos ayudan a hacerlo", matiza Ana López, gerente de Asapme, quien recuerda que en esta edición las jornadas se realizan en el medio rural, Calatayud, Alcañiz y Jaca, junto a las asociaciones Asapme Calatayud y Asapme Bajo Aragón.

Silencio

Durante mucho tiempo, el silencio ha sido la nota dominante. Y eso a pesar de que el suicidio es la mayor causa de muerte no natural en España, con cifras que reflejan más de 4.000 muertes al año en toda España y que en Aragón se registra 1 suicidio cada 3 días y 7 intentos diarios.

"Es un asunto de gran magnitud, que es necesario contar en los medios, pero centrándose en la magnitud del problema, en las estadísticas y en los recursos que hay disponibles para las personas que tengan pensamientos suicidas. No se puede hablar de hechos concretos, dando detalles del dónde, cuándo, cómo o porqué. Hay que informar de datos importantes, como que las personas afectadas pueden ir a urgencias por este motivo, o que en el teléfono 024 les atienden las 24 horas del día", apunta.

Desde el punto de vista profesional, desde Asapme insisten en la necesidad de hablar del suicidio con comprensión y respeto. «No se puede juzgar a nadie, porque no sabemos qué situación les ha podido llevar hasta allí. Tampoco se pueden hacer valoraciones del tipo es cobardía o es valentía, que no vienen al caso. La persona que intenta suicidarse está pasando por un gran sufrimiento y hay que buscar ayuda», apunta Óscar Ortega, psiquiatra de Asapme.

Señales de alerta

Por su parte, Ana López, indica que hay que tener en cuenta "las señales de alerta que envían estas personas y que se manifiestan antes en forma de tristeza, aislamiento social, o necesidad de resolver temas pendientes. En todos los casos hay una posibilidad de que puedan recibir tratamiento y ayuda", apunta. También recuerda que en Aragón somos pioneros en este tema gracias a la Estrategia Aragonesa de Prevención del Suicidio, aunque recalca que «hacen falta más recursos, humanos y materiales, para poder ponerla en marcha a pleno rendimiento».

Y así lo corrobora Fernando quien insiste en que "hay que acudir al especialista cuanto antes. No hay que esperar para pedir ayuda. Y aunque ahora no vean ninguna alternativa, como yo en su momento, sí que existe y hay muchas personas y entidades que les van a tender la mano".

TESTIMONIO ORIGINAL DE FERNANDO: 

Mi nombre es Fernando y todo empezó en marzo 1990, cuando sentí un dolor en la espalda y al cuarto día no me pude levantar de la cama. Sentía como si mi cuerpo se encogiera, mucho calor, el estómago me ardía. Durante esos días me hacían pruebas en casa, yo no podía caminar y todas ellas salían bien.

En el mes de mayo me ingresan en el hospital y me dicen que era un virus desconocido. En casa, seguí con mis dolores, estaba de la cama al sofá. Me dan el alta y me envían a trabajar y, aunque andaba muy mal, fui. A los tres días me llevaron desde la empresa al hospital. Me mandaron al neurólogo y me hicieron un electromiograma. Cuando acudo a los resultados, me hace ingresar ese mismo día; me realizaron pruebas de fuerza, otro electromiograma y me llevan a psiquiatría, donde me preguntan algo que me marcó:  si estoy buscando la invalidez, cuestión que me dolió mucho. Yo solo quería estar bien. El resultado de todas estas pruebas fue que padecía una miopatía muscular tipo glucogénesis, enfermedad degenerativa para la cual no hay medicamentos.

Es en esos momento cuando empieza a surgir mi fantasma, con ideas sobre lo poco que valía como persona. Al mismo tiempo, me dan la invalide,  a la cual en un principio me opongo. Yo quería trabajar, había que sacar una familia adelante, pero al final tuve que cogerla. Fui a la empresa, hable con el médico, quien me dijo: “lo siento pero no podemos darle un puesto”. Es a ahí cuando el fantasma empezó a hacerse cada vez más grande y empecé a pensar en suicidarme…, mis pensamientos eran “no valgo para nada”, “soy un inútil”, “que va a ser de mi vida y mi familia”. Planifique muchas cosas para dejar de sufrir y en varias ocasiones mis familiares fueron los que me impidieron llevarlas a cabo.

Me traslade a Calatayud, habían altibajos, ingresos en hospital por cólicos renales, operaciones, un internista me comenta que "no saben qué hacer conmigo”. Fue una temporada que me la pase más en el hospital que en mi casa. Vivía momentos de tristeza y solo podía abrazar mi esposa y llorar, mi principal miedo era quedarme en una silla de ruedas a los 48 años.

Busqué medicinas alternativas, una acupuntura me recomendó hacer yoga...Poco a poco, fui recuperando los movimientos aunque el dolor no desapareció (ni ha desaparecido). Con el tiempo algunas cosas me ayudaron a mantener el fantasma un poco dormido (mis nietos, mi mascota, algunos cursos, etc.)

Sin embargo, hace 5 años mis pensamientos empezaron a torturarme otra vez. Poco a poco, el fantasma empezó a despertarse. En casa no podía estar solo, buscaba muchas alternativas para dejar de sufrir, pero algo me lo impedía (mis seres queridos, miedos, etc.). Mi familia me acompañó al médico de cabecera y le comentamos todos esos pensamientos y planes. En este momento, me envían a la unidad de salud mental, donde me atienden casi de forma inmediata. 

Los profesionales allí presentes ganaron mi confianza y me recomendaron realizar actividades que me ayudaran a mantenerme activo. Acudí a ASAEME, donde en un principio fue difícil hacerse conmigo. Era un rebelde, vivía enfadado por todo, en realidad tenía mucha rabia acumulada. 

"Acudí a ASAEME, donde en un principio fue difícil hacerse conmigo. Era un rebelde, vivía enfadado por todo, en realidad tenía mucha rabia acumulada"

Pero, gracias a la paciencia de mis seres queridos, el buen compañerismo que encontré en la Asociación y el apoyo de los profesionales y voluntarios con los que he trabajado he ido aprendiendo herramientas para no dejarme llevar por el dolor, la rabia, y poder mantener una vida activa en la que realice cosas que me ayudan (andar, yoga, escribir, leer, seguir con la medicación, etc.). Todo esto que voy aplicando día a día me ha ayudado a que el fantasma hoy en día esté dormido. Os puedo decir que actualmente mis ganas de vivir las trasmito en las actividades que realizo como voluntario en ASAEME.

Para finalizar me gustaría decirle a las personas que ahora tengan ideas o planes de suicidarse que visiten un especialista cuanto antes, que no esperen para pedir ayuda, que recuerden respirar antes de hacer cualquier cosa y que no olviden que, aunque ahora no vean alternativa, como yo en su momento, si existen (yo las encontré). Hay personas y entidades que les van a tender la mano.

A las instituciones responsables les diría que pongan más medios, apoyen a las asociaciones que se implican en esta gran labor sin ánimo de lucro, porque gracias a profesionales y voluntarios muchas personas salimos adelante.

"Al público que me esté leyendo les diría que esto es más grave de lo que parece, pasar por esta situación es un infierno y no olvidemos que somos personas humanas y cualquiera puede caer"

Al público que me esté leyendo les diría que esto es más grave de lo que parece. Pasar por esta situación es un infierno y no olvidemos que somos personas humanas y cualquiera puede caer.

Gracias a todos que me han ayudado, seres queridos, profesionales, voluntarios y a mis compañeros.

REALIZADO POR BLUEMEDIA STUDIO
Este contenido ha sido elaborado por BLUEMEDIA STUDIO, unidad Branded Content de Henneo.

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