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Sin mascarilla en exteriores: entre "es una liberación" y el "aún no me la voy a quitar"

Casi cincuenta días después, el cubrebocas deja de ser obligatorio en el exterior. Una medida muy "acertada" para unos y "precipitada" para otros. 

Casi cincuenta día después, el cubrebocas deja de ser obligatorio en el exterior. Una medida muy "acertada" para unos y "precipitada" para otros.

Con los datos por contagio en continuo descenso y casi 50 días después de que se implantara la obligatoriedad de llevar mascarilla en exteriores, este jueves, ya sin ella, "respiramos más tranquilos". "Por fin". Son las palabras de Julia Benítez, que pocos minutos después de las 9 y, "con prisa para llegar al trabajo", aseguraba sentirse "liberada". "Parece una tontería, pero voy más contenta por la calle", comenta la zaragozana.

Una medida tomada por el Gobierno el pasado viernes que también esperaban "con ganas" otros dos zaragozanos, Ignacio Bernal y Adriana Pérez. "Hay que ser responsables y conscientes de que hay que llevarla en lugares muy concurridos. Todos estamos concienciados, pero es cierto que se había convertido en una carga. Vamos a aprovechar y respirar por la calle, que ya lo necesitábamos", dice Pérez. 

"Una auténtica liberación", confirma, junto a ella, Ignacio Bernal. Misma sensación la de Jorge Lafuente, quien, a pesar de llevar puesta la mascarilla en la calle "porque estoy con compañeros de trabajo", asegura que la no obligatoriedad "ya era necesaria".  Quien no la llevaba, y confesaba a su vez que "ha habido momentos durante la pandemia que se la ha quitado en exteriores" es la zaragozana Ruth Pallarés, quien cree que "es lo más cómodo para todos".

"Respirar aire fresco y ver la cara de las personas con las que te cruzas" es el lado positivo que Mariana López ve al fin del cubrebocas en exterior. A pesar de ello, esta oscense con residencia en la capital aragonesa, ha decidido llevarla "todavía unos días" por la calle. "Me da más sensación de protección". "Cuando esté sola, que todavía no me ha dado tiempo, me la quitaré, pero con la máxima de las precauciones", asevera López.

Es precisamente ese "respeto" el que siente Elena Jordán. "Acabo de bajar del autobús y no me la quitado. La verdad es que me había planteado hacerlo, pero me da un poco de miedo, todavía". Lo mismo le ocurría este jueves a María Teresa Andino, que "pensaba" no llevarla en exteriores, "pero no sé... no me he atrevido". "Voy a esperar al menos unos días más, quizá me parece un poco precipitado", concluye Andino.

Una opinión que comparten algunos expertos. Juan José Badiola, director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes de la Universidad de Zaragoza, considera que "se debería esperar al menos dos semanas más". "No debemos olvidar que ómicron sigue aquí". "Es cierto que el número de contagios ha descendido, pero la tasa de incidencia sigue siendo muy alta", apunta el investigador.

"Está claro que el riesgo de contagio en el exterior es bajo, pero me preocupa el efecto arrastre que pueda tener no llevar mascarilla y entrar en un lugar cerrado, aunque a los pocos segundos ya esté puesta", dice Badiola, quien hace un llamamiento al sentido común, sobre todo "en las terrazas". "Están en el exterior, sí, pero normalmente no se respetan las distancias de seguridad y ahí sigue existiendo peligro de contagio", concluye Badiola.

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