Alfredo Fratti, presidente del Parlamento de Uruguay: "La democracia es como el amor, hay que cuidarla todos los días"

Nacido en 1956 en Melo, Uruguay, visita Aragón para presentar el Observatorio de la Democracia Moderna con la Fundación Giménez Abad.

Alfredo Fratti, ayer, en la Aljafería, sede de las Cortes.
Alfredo Fratti, ayer, en la Aljafería, sede de las Cortes.
Francisco Jiménez

Como presidente del Parlamento de Uruguay, ¿qué rasgos considera que caracterizan la democracia moderna?

La democracia moderna está en plena construcción. El feminismo y la lucha contra las discriminaciones y desigualdades están teniendo un fuerte impulso esta década. La democracia moderna se tiene que encargar de estos asuntos y también del medio ambiente. Los que tienen menos de 30 años están más preocupados por el cambio climático que la gente de nuestra generación.

¿Es necesario vigilar que se respeta esa democracia?

La democracia es como el amor, hay que cuidarla todos los días para que fructifique. Te acostumbras a la democracia y creemos que va a estar siempre. Hay que cuidar y respetar la democracia.

Va a colaborar con la Fundación Giménez Abad para el Observatorio de la Democracia Moderna.

El tener un observatorio en nuestro país nos va a exigir más a nosotros mismos y ayudaremos a nuestros hermanos de Latinoamérica. Hemos empezado a percibir ciertos problemas en la democracia en el continente.

¿Qué une a Aragón y Uruguay?

Uruguay tiene lazos muy fuertes con España y con Aragón mucho más. No solo hay un busto en Aragón de José Artigas, nuestro héroe nacional. Su abuelo era de La Puebla de Albortón. Ahora nos une la preocupación por la calidad parlamentaria.

¿Qué es lo más difícil de presidir un Parlamento?

Ser ecuánime. Tratar de que allí se puedan expresar todas las voces con respeto de las otras voces. También hay que limitar los sentimientos y la opinión sobre determinados temas. En este caso, soy el que administra el uso de la palabra y me pongo limitaciones a mí mismo para preservar la institución.

En España sufrimos un ambiente convulso en el Congreso. ¿En qué perjudica a los ciudadanos?

Muchas veces la gente dice que no le importa la política, pero las decisiones que se toman en el Parlamento afectan a los ciudadanos. Se lo tomen como se lo tomen, va a incidir en sus vidas. Tenemos que ser los primeros en demostrar que se puede discrepar en un tono de respeto. Si hay ambiente convulso se traslada a la sociedad.

¿También ocurre en Uruguay?

Hay voces que tratan de dar una imagen de que podemos discutir acaloradamente, pero que termina ahí. Podemos tener una discusión y luego nos vamos juntos a ver un partido de fútbol. Seguimos manteniendo ese tipo de costumbres.

En su país, el presidente de la Cámara cambia cada año, sin tener en cuenta el partido que está en el gobierno. De hecho, usted pertenece a la oposición.

Sí, es muy positivo porque eso significa el respeto por las minorías. Aun perdiendo, puedes ocupar lugares de relevancia y aportar miradas distintas.

¿Cómo diría que tiene que ser un buen político?

Es necesario tener una gran apertura mental. Se pueden tener mucha firmeza y convicciones, pero hay que ser conscientes de que el otro algo de razón va a tener. La verdad no está solo de un lado.

¿Cree que España tiene buenos políticos?

España tiene una democracia sólida. Hay buenos políticos. Para los países jóvenes nos cuesta un poco entender de Europa el tema de los Reyes. Tampoco lo cuestionamos.

¿Y Aragón?

Todos nos hacen sentir mucha simpatía por Uruguay.

¿Cómo están viviendo la pandemia?

Ha afectado mucho. El turismo es una fuente de ingresos importante y prácticamente desapareció.

¿Y en el aspecto sanitario?

Uruguay tenía un sistema de salud integrado entre lo privado y lo público bastante robusto, pero teníamos que haber empezado a vacunar antes y nunca se tomaron medidas restrictivas. A día de hoy, hay muchos contagios y se están saturando los hospitales.

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