Director de HERALDO DE ARAGÓN

Una candidatura conjunta

Los aros olímpicos, en Tokio
Los aros olímpicos
HA

El actual proyecto de los Juegos Olímpicos de Invierno 2030 es una apuesta de España, avalada por el COE, que solo adquirirá su sentido si se realiza en condiciones de igualdad. Si la Generalitat insiste en relegar a Aragón cometerá un grave error.

Se expresa tan incierto, tan obligado por todos los equilibrios en los que está inmerso, que su fiabilidad es muy reducida. Amarrado en un equívoco calculado, en una hiriente falta de concreción que busca satisfacer a los propios, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (ERC), ignora a sabiendas la lealtad básica que exige el proyecto de la candidatura conjunta de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030. Un proyecto de España, avalado por el Gobierno central y el Comité Olímpico Español (COE), y que solo tiene sentido desde una condición compartida con Aragón en plano de igualdad.

Los mensajes que pretenden relegar a Aragón han sido constantes desde que el COE lanzó la propuesta. El último, el pronunciado el pasado viernes por la consejera de Presidencia de la Generalitat, Laura Vilagrà (ERC), que insistió en la condición exclusivamente catalana de la candidatura y relegó a Aragón a una suerte de territorio auxiliar destinado a acoger algunas pruebas minoritarias o con mayor impacto medioambiental. Nada de lo dicho desde el Gobierno catalán es fruto del descuido. La obsesión nacionalista, resumida en la sentencia «en el 92 hicimos ciudad, ahora haremos país», afecta a todas y cada una de las intervenciones de la Generalitat. La fragilidad de Aragonès, descubierta en un confuso día a día, ha terminado por contagiar a un proyecto que tras ceder ante los extremistas de la CUP deberá validarse mediante una consulta popular en las comarcas pirenaicas.

Ignorando el malestar del COE sobre esta consulta, Aragonès se ha movido sobre el alambre para contentar a la CUP y esquivar la escasa simpatía que despierta el proyecto en la ciudad de Barcelona. La sensibilidad urbana nada tiene que ver con lo que desean las comarcas pirenaicas, que reconocen en los Juegos de Invierno una oportunidad de desarrollo. Habiendo sacado a la capital de la consulta, el presidente de las Generalitat evita la posibilidad de que la alcaldesa Ada Colau y las bases urbanas de ERC muestren un parecer contrario que habría hecho imposible el mantenimiento de un proyecto que sus socios de Junts per Catalunya sí que consideran oportuno. Superado el enfrentamiento entre la visión urbana y rural, una cuestión de perfil cultural con réplica en toda España, Aragonès salva un importante escollo político, pero sin renunciar a convertir a la candidatura en una oportunidad que proyecte internacionalmente al secesionismo catalán.

Es más que seguro que el presidente catalán continuará insistiendo en su mensaje independentista. Las advertencias del presidente del COE, Alejandro Blanco, y las reiteradas protestas del presidente de Aragón, Javier Lambán, están sirviendo de bien poco. Aragonès, que sabe que si el proyecto fracasa por sus excesos y falta de colaboración siempre podrá construir un argumentario exculpatorio que responsabilice a Madrid, se encuentra muy alejado de las claves de unidad y entendimiento que habría de proyectar una candidatura conjunta, aunque no parece que valore cuál puede ser la reacción de las comarcas pirenaicas catalanas.

En el supuesto de que el proyecto conjunto no fructifique, Aragón deberá decidir si continúa en solitario o en compañía del Valle de Arán, una posibilidad sobre la que ya comienza a hablarse y que no resulta descabellada dado el perfil político, institucional de esta comarca. Desde luego, la crisis interna que se abriría en Cataluña sería de primer nivel y, políticamente, se crearía un nuevo foco de tensión en las ya de por sí delicadas relaciones que mantiene ERC tanto con sus socios como con Madrid. Pase lo que pase, el presidente Javier Lambán tendrá la oportunidad de advertirle a Pere Aragonès, en la próxima cumbre que reunirá a ambos mandatarios autonómicos, de los muchos riesgos que conlleva una deriva que a nadie beneficia.

miturbe@heraldo.es

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