Así se cometió el crimen del buen samaritano en Zaragoza

La calle Pignatelli de la capital aragonesa vivió un angustioso jueves de octubre de 1987 ya que una vecina fue asesinada. 

Podcast Heraldo | El crimen del buen samaritano

Era un jueves de octubre de 1987 cuando en el número 86 de la calle Pignatelli de Zaragoza se cometió un crimen que marcó a los aragoneses.

Una rocambolesca historia de triste final envuelve a Pilar Arméndariz Elorz tenía 83 años, era viuda, natural de la localidad navarra de Tafalla y residía en Zaragoza desde hacía muchos años.

La anciana no abría su casa a desconocidos y comprobaba por la mirilla la identidad del que llamaba a su timbre, pero tanta preocupación no le sirvió de mucho el 28 de octubre de 1987. Su hijo y su nuera llevaban varios días sin saber nada sobre ella y se acercaron a su casa. Poco después de abrir la puerta se encontraron el cadáver de Pilar tendido sobre el suelo del salón. Varios golpes en la cabeza con un objeto punzante fueron la causa de la muerte. Desde un primer momento, las autoridades supusieron que el móvil del crimen era un robo. No había signos de violencia en los accesos a la casa, por lo que las investigaciones apuntaron rápido hacia algún vecino.

Una semana después del suceso, la Policía detuvo a un sospechoso, Ángel Campos, de 17 años, nacido en Igualada y residente en Zaragoza. Una alianza de oro que Ángel llevaba en un dedo confirmó las sospechas de la Policía ya que era de la mujer asesinada. El joven había salido de la cárcel hacía una semana y era vecino de Pilar. A todo eso se sumó que el adolescente cogió un tren el mismo día 28 hacia Barcelona y que sus amigos y su novia vendieron joyas a toda prisa en casas de compraventa de la capital catalana.

Escucha el podcast y descubre qué sucedió al final.

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