Eduardo y su hermano Jorge dirigen IQE, una de las industrias punteras de Europa dentro de la química inorgánica, que apuesta por la investigación, la diversificación y la exportación.

Inmersos aún en pandemia, ¿cómo afronta la industria este tiempo de incertidumbre?

Venimos de unos cierres forzosos de muchas empresas y ahora nos encontramos con otro escenario que es el de las subidas astronómicas del gas y la electricidad junto a la escasez de materias primas. Esta coyuntura evidencia el importante descenso que ha tenido la industria en el PIB en las últimas décadas, una circunstancia que, ha sido aprovechada por los países asiáticos y, en concreto, por China para inclinar la balanza comercial a su favor.

China se ha convertido en un duro competidor comercial para Europa. ¿Cómo se puede ganarle la partida?

En un tiempo no muy lejano podemos pasar de ver una China netamente exportadora a otra que abre sus puertas a terceros países y no solo en la recepción de materias primas. ¿Por qué? Para empezar, aunque de forma coyuntural, por el elevado precio de los fletes que supone mover mercancías a Europa, pero, también por la fuerte demanda interna y de otros países de alrededor con un mercado potencial de más de 3.000 millones de habitantes. Además, China, que tiene pendiente una transición energética importante, ha aumentado su nivel de vida con lo que iremos viendo menos el ‘todo a cien’ al que nos tenía acostumbrados.

¿Cómo puede hacer frente la industria a la crisis?

A pesar de las muchas dificultades que está atravesando, es posible, no obstante, que la escasez se convierta mañana en una buena oportunidad para salir de la crisis y quitarnos de encima la dependencia de terceros países. Es el momento idóneo para reindustrializar la economía europea, aunque no a toda costa, sino con energías alternativas que reduzcan al máximo el CO2 y aprovechando la economía circular.

La llegada de los planes de Europa para la reconstrucción económica está próxima. ¿Confía en que serán un motor de arranque importante?

Ojalá no sirvan solo para tapar goteras. El proceso costará, pero con las ayudas se nos presenta una ocasión única para invertir en sectores de futuro que den valor añadido a la economía.

¿El impulso a la industria ha de pasar por el respeto al medio ambiente?

Por supuesto que sí. Tenemos que aprovechar al máximo el sol, el viento, el transporte eléctrico, así como el hidrógeno verde. No sería admisible medioambientalmente producir hoy como lo hacíamos hace 20 años.

¿Cómo prevé que será 2022?

La industria está soportando ya una subida importante de costes que puede ser poco para lo que vamos a ver en los primeros meses del próximo año. En el 2022 muchas empresas se habrán librado de contratos que tenían en 2021 y repercutirán en sus precios de venta todas las subidas de la energía, materias primas, fletes... a sus clientes. Entonces veremos a muchos proveedores forzados a alzar el precio de sus productos un 20 o un 30% y pobre del que tenga la obligación de repercutir esto y se quede a mitad de camino pues puede verse abocado al cierre.

¿Qué pasará con el ciudadano de a pie?

La señora María, que al final somos todos, no da crédito a las subidas de la luz, el gas y la cesta de la compra. En 2022 la situación será peor para la economía familiar y, en concreto, puede ser la puntilla para los millones de personas que viven en el umbral de la pobreza en España.

Es una previsión poco optimista.

Me gustaría ser más optimista pero al final el que paga todo es el ciudadano. Si la economía no da un giro importante, el coste de la vida se puede poner difícil.

¿Quién es Eduardo Villarroya?

Industrial. Eduardo Villarroya es el director general de Industrias Químicas del Ebro (IQE). Dirige el grupo familiar, fundado en 1958, con tres plantas en España: Barcelona, Bilbao y Zaragoza. Esta última, como cuartel general, ubicada sobre una extensión de 140.000 metros cuadrados. Su facturación prevista para este año es de 100 millones de euros. Cuenta hoy con 215 trabajadores directos.