¿Qué tipo de persona eres: proactiva o reactiva?

Seguro que habréis oído la palabra ‘proactividad’, que se emplea, sobre todo, en el mundo de la empresa. Pues bien, vamos a intentar definirla y comprender qué características tienen las personas proactivas y qué podemos hacer para convertirnos en una de ellas. La proactividad es una habilidad que nos ayuda a anticiparnos a las demandas del entorno laboral o social. Es un comportamiento anticipatorio, que supone una forma de hacer que las cosas sucedan, es decir, no esperar a que pasen por sí solas. Este tipo de comportamiento lleva implícito tener iniciativa, tomar decisiones, anticiparse de manera activa y trabajar diariamente para conseguir los objetivos propuestos. Esta habilidad es una característica de las personas altamente efectivas.

¿Cómo son las personas proactivas?

Tienen iniciativa, son decididas, firmes y conscientes, no solo toman la iniciativa, sino que asumen la responsabilidad de sus actos, orientados a los resultados y no al problema, para encontrar solución a las dificultades que van surgiendo en su labor. Estas personas lideran su propia vida, deciden cómo afrontar los cambios y trabajan para que las cosas sucedan.

Debemos diferenciar la proactividad de la reactividad. Esta última es la característica de las personas que se limitan a seguir directrices, órdenes, y solo actúan cuando los problemas ya han aparecido, sin anticiparse ni tomar la iniciativa. Además siempre culpan a los demás de sus fracasos y se dejan llevar por la frustración. Así que, de manera muy genérica, podemos decir que una persona reactiva, espera, y una proactiva, actúa. En definitiva, las personas proactivas quieren ser responsables de lo que pasa y ser parte de la solución y no del problema. Las características de las personas proactivas les llevan al éxito y la productividad, por eso son muy valoradas es sus trabajos o entornos.

Para llegar a ser proactivos debemos...

• Pasar a la acción: transformar las ideas en acciones.

• Trabajar nuestra creatividad para encontrar soluciones diferentes y variadas a los problemas.

• Tener muy claro cuáles son nuestros puntos fuertes y débiles para ir mejorando, poco a poco.

• Tener iniciativa propia, atreverse a confundirse, no limitarnos a cumplir órdenes, actuar.

• Ser responsables de nuestros actos, no querer culpar a los demás de lo que pase.

• Trabajar con constancia y disciplina.

• Aprender a ser flexibles para aprender de los errores y las críticas.

• Ser asertivos y utilizar un lenguaje positivo.

Y tú, ¿eres una persona proactiva o reactiva?

Por: Camino Felices Orientadora educativa. Profesora de la Facultad de Educación. Miembro de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía.

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