La España vacía ha perdido la mitad de su peso en la población y riqueza nacionales

Un total de 23 provincias, todas las no costeras de la península salvo Madrid, entre las que están las tres de Aragón, han perdido alrededor de la mitad de su peso demográfico, económico y laboral en España en los últimos 70 años, según un estudio de los profesores Esteban Bandrés y Vanessa Azón, de la Universidad de Zaragoza.

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Lechón
Laura Uranga

Veintitrés provincias han perdido en los últimos 70 años la mitad del peso que tenían sobre la población, la riqueza y el empleo de todo el país, según un estudio elaborado para Funcas por los profesores Esteban Bandrés y Vanessa Azón, de la Universidad de Zaragoza, que cuantifica al detalle el drástico declive.

Este inmenso territorio, casi la mitad de las 52 provincias españolas, se ha convertido en solo siete décadas en la España despoblada, la bautizada desde hace años como la España vacía. Es el trozo de la península que tiene menos vecinos que en 1950 y cuya densidad de población es tan baja que se sitúa prácticamente en un cuarto o menos de los 93 habitantes por kilómetro cuadrado de la media el país.

La España rural, que coincide casi milimétricamente con todas las provincias interiores de la península, la componen, según el análisis de estos expertos, municipios de menos de 50.000 habitantes de siete comunidades. Todo el país salvo Madrid, los enclaves costeros y los dos archipiélagos. Son las nueve provincias de Castilla y León, las tres de Aragón, las dos de Extremadura, cuatro de Castilla-La Mancha (Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara), dos gallegas (Lugo y Orense), dos andaluzas (Córdoba y Jaén), y La Rioja.

Pese a que España ha multiplicado por 2,5 su población desde 1900 -de 18,6 a 47 millones- el 90% vive en ciudades que ocupan el 30% del territorio. Este crecimiento, de por sí desigual, sufrió el desequilibrio definitivo a partir de los años 50, con una migración masiva del campo a la ciudad, provocada por la industrialización y la concentración urbana del empleo y los servicios, que se aceleró en las décadas de los 60, 70 e incluso 80.

El resultado fue una enorme pérdida de vecinos jóvenes y en edad laboral en estos 23 territorios, que trajo el envejecimiento de los pueblos y décadas de crecimiento vegetativo negativo, algo que ni siquiera pudo corregir la repoblación con extranjeros en la primera década del siglo XXI.

El informe 'La despoblación de la España interior' indica que estas 23 provincias suponían en 34,1% de la población española, el 26,7% de la riqueza que creaba el país, y el 33,5% del empleo total. El resultado del vuelco demográfico es que, siete décadas después, solo vive allí el 18,1% de los españoles, generan el 16,1% de la riqueza nacional, y aportan el 17% del empleo.

La marcha de las generaciones en edad de tener hijos ha provocado que estos territorios tengan una proporción de mayores de 65 años de casi el 26%, diez puntos por encima de la media, y que su porcentaje de jóvenes esté entre siete y nueve puntos por debajo del 21% de la media. El efecto en sus economías fue demoledor. Desde 1950 siete de estas provincias han crecido cada año medio punto por debajo de la mejora medida española y otras siete un punto entero, con lo que en los 70 años la brecha de riqueza generada es «enorme».

Tres realidades distintas

Pero la segunda gran aportación del estudio, además de la delimitación y cuantificación del fenómeno de la España vacía, es el descubrimiento de que "no hay una única España despoblada sino tres", que requerirían de acciones de regeneración diferentes, a la medida de cada tipo.

El primer grupo de provincias, la "España despoblada que decrece", es "el núcleo duro de la despoblación": Ávila, Cuenca, León, Zamora, Salamanca, Lugo, Orense, Segovia, Palencia, Soria y Teruel. Las que más población han perdido (salvo Salamanca y Segovia, incluso en el siglo XXI), con una densidad de menos de 12 vecinos por kilómetro, las más envejecidas, y con gran destrucción de empleo. "Necesitan políticas de gran alcance y continuidad", dicen los expertos.

El segundo bloque, "la España despoblada que se estanca", con menor emigración y población más joven , pero sin industria relevante, con baja riqueza per cápita y muy elevadas tasas de paro. Extremadura, Córdoba, Jaén, Albacete y Ciudad Real. "El problema no es tanto demográfico como de reactivación económica y de utilización más productiva de los recursos", aconsejan.

El tercer grupo es "la España despoblada que remonta". Pese a tener problemas de envejecimiento y pérdida de vecinos, son zonas con urbes dinámicas próximas y tejido industrial que les permiten disfrutar de tasas de empleo y riqueza en la media o mejores. Son Guadalajara, Burgos, Huesca, La Rioja, Valladolid y Zaragoza. «Las acciones ahí deberían ser selectivas y dirigirse a corregir carencias en algunas comarcas o desequilibrios que obstaculizan un mayor crecimiento".

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