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Jiménez Schuhmacher: "Avanzamos con paso firme: el reto es morir con cáncer, pero no de cáncer"

El año que se extingue nos trajo el maldito coronavirus. El cáncer es muy anterior. Su curación constituye uno de los mayores retos científicos. A él se entrega el prestigioso investigador aragonés. 

Perspectivas 2021
Jiménez Schuhmacher, en plena faena en el laboratorio.
Francisco Jiménez

Cuando el monotema responde al nombre de coronavirus, el joven investigador aragonés Alberto Jiménez Schuhmacher continúa en su titánica pugna para acorralar al cáncer. Su esperanza es nuestra esperanza, la esperanza de su cura en un futuro muy próximo.

Se manifiesta extasiado seguidor de Santiago Ramón y Cajal.

Desde luego. En sus investigaciones descubrió conceptos vigentes. Los valores de trabajo, perseverancia e independencia de juicio, y las reflexiones que hizo en algunos de sus libros son una guía espiritual para poder adentrarse en el mundo del laboratorio. Deberían ser de lectura obligada.

¿Qué le llama de la investigación?

Me apasionaban desde pequeño los animales, hacer experimentos. Me enamoré de la Bioquímica gracias a Julio Montoya, un profesor que me dio clase de Biología y de Bioquímica en Veterinaria. Bioquímica era una licenciatura nueva, que era de segundo ciclo. Recuerdo que todos los veranos me iba a Francia de campamentos o a estudiar francés. Un año me fui a Ginebra. En Suiza me di cuenta de lo importante que es tener fondos para investigar.

¿Acabó Bioquímica y...?

Hice prácticas en el matadero de Mercazaragoza, en el Laboratorio de Control Microbiológico. También disfruté de una beca de colaboración en Toxicología con Víctor Sorribas. Allí aprendí biología molecular. De 2003 a 2009 estuve en Madrid.

Con Mariano Barbacid.

Exacto. Mi director fue Mariano Barbacid, junto a Carmen Guerra. La tesis iba sobre desarrollos de modelos de ratón para estudiar el oncogén H-ras en cáncer y en enfermedades raras. En Madrid estudié en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) el papel de la inflamación en el cáncer de páncreas.

Y cruzó el Atlántico.

Me fui al laboratorio especialista del Memorial Solan Kettering Cancer Center de Nueva York, que dirige Johanna Joyce. Volví a España en 2013, otra vez al CNIO, pero no con Barbacid, sino a un laboratorio nuevo de tumores cerebrales, liderado por Massimo Squatrito. Con Massimo trabajé en biopsia virtual.

Hasta que regresó a Zaragoza.

Vine en 2017 a montar mi propio laboratorio. Conseguí un contrato de talento Ramón y Cajal. Me ofrecieron incorporarme al Instituto de Investigación Sanitaria. El año pasado, en 2019, conseguí un contrato Araid. Es un contrato indefinido con la Fundación Aragonesa de Investigación y Desarrollo. El laboratorio lo tengo en el Centro de Investigación Biomédica de Aragón (CIBA), que está entre la Facultad de Medicina y el Hospital Clínico.

¿Sabe que es la esperanza de muchísima gente?

Eso es una gran responsabilidad. Recuerdo que el año pasado me tocó dar la conferencia inaugural del Congreso de Personas con Cáncer y Familiares. He hablado delante de premios Nobel, en congresos, en centros de investigación de nivel; pero fue de gran emoción, porque sabía que estaba ante personas que sufren el cáncer.

¿Cuándo se curará el cáncer?

La única certeza es que se está avanzando. Kennedy dijo en los años 60 que el hombre llegaría a la Luna, y llegó a la Luna. Nixon dijo en los 70 que curaría el cáncer, pero no lo curó porque entonces no había tanto conocimiento como ahora. Avanzamos con paso firme: el reto es morir con cáncer, pero no de cáncer.