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Hebras de azafrán que sueñan con dar visibilidad a Torrevelilla

Adrián y Jaime Casanova son los artífices de Azafrán Crocus, un proyecto que apuesta por la sostenibilidad a nivel ambiental, humano y económico.

Adrián (a la izda) y Jaime Casanova están apostando por el cultivo del azafrán en Torrevelilla.
Adrián (a la izda) y Jaime Casanova están apostando por el cultivo del azafrán en Torrevelilla.
A.C.

Dentro de unos meses, los tonos violetas de las primeras flores de azafrán marcarán el inicio de la cosecha y el comienzo de una carrera contrarreloj para poder recoger los capullos antes de que se marchiten con los rayos de sol. Desde hace un año en esa carrera hay dos ilusionados ‘atletas’ que esperan con ilusión los frutos de la cosecha. Se trata de Adrián y Jaime Casanova, dos primos que decidieron apostar por el cultivo del azafrán ecológico y poner en marcha Azafrán Crocus (ww.azafrancrocus.com), un proyecto que les permite hacer lo que les gusta en el sitio que mas les gusta, la localidad turolense de Torrevelilla.

"Desde el año 2016 me dedico profesionalmente a la agricultura después de haber estudiado ingeniería forestal. En casa siempre hemos tenido una gran vinculación con el campo y quise continuar con esta profesión, pero apostando por la agricultura ecológica. A comienzos de 2019, mi primo Jaime me propuso iniciar juntos una plantación de azafrán, buscando un cultivo alternativo y complementario a los que habitualmente se hacen en la zona". Así explica Adrián Casanova el comienzo de esta aventura.

"El cultivo de azafrán nos ha permitido retomar el contacto directo con la tierra. Cultivamos pequeñas parcelas en las que todas las labores son realizadas a mano y donde la familia vuelve a conformar la unidad de trabajo. De esta manera, obtenemos un producto exquisito y de excelente calidad, en el que buscamos una triple sostenibilidad, a nivel ambiental, humano y económico", matiza Jaime.

Para lograr sus objetivos, además de prescindir del uso de productos químicos, realizan el laboreo tradicional y están apostando por un método de trabajo en el que en lugar de arrancar la hierba que cubre las flores, lo que hacen es dejar que crezca esa cubierta vegetal y luego segarla, evitando la erosión del suelo. Y es así como tratan de seguir la verdadera filosofía de la agroecología, donde se busca el respeto hacia el medio natural y las sociedades locales productoras.

Los dos tienen sus raíces en Torrevelilla y Adrián vive de forma permanente en esta pequeña localidad donde nació y donde, junto con Jaime, quiere dejar su particular semilla en forma de botes de azafrán que han empezado a comercializarse en la tienda local y que estarán en su web a partir de octubre de 2020.

"Si con nuestro producto podemos hacer que más gente conozca y si interese por el pueblo, mucho mejor. Hay que apostar por los lugares pequeños y nuestro proyecto es un grano de arena en este sueño. Creemos que la única manera de encontrar un futuro sostenible es así", concluye Adrián.

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