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Peracense y su castillo apuestan al rojizo

Esta maravilla medieval hecha en rodeno asombra por su magnificencia, ofrece unas vistas únicas del valle del Jiloca y guarda suficientes secretos como para repetir.

Mucho se ha glosado la belleza singular del castillo de Peracense, especialmente desde que en 1987 comenzase una profunda restauración que, con diversos adendos –el último, hace apenas unos meses– le ha conferido su imponente aspecto actual. Se trata de uno de los castillos mejor conservados de España, y la piedra roja de rodeno que lo caracteriza le da un aspecto casi flamígero que, a cierta distancia, le hace parecer casi irreal. En diciembre del año pasado, una inversión de 264.045,54 euros hizo posible el acceso a la torre del Hospital, al fondo del recinto, y mejoró la depauperada escalera hacia el nivel superior, además, se adecentaron los caminos exteriores, tanto el de entrada (hay aparcamiento) como el que conecta al castillo con el pueblo, situado ladera abajo a apenas un kilómetro.

La joven guía Ana Bujeda es de Peracense por vía paterna, aunque creció en Valencia. «Llevo varios años trabajando con Acrótera en el castillo por temporadas de seis meses, de Semana Santa al Pilar, y ahora ya he entrado en plantilla. Para mí significa mucho, es una oportunidad única para ayudar a que se salvaguarde el patrimonio de mi pueblo. Los peracensinos estamos muy orgullosos de nuestra joya, y enseñarlo a los demás es un placer».

Ana define en una frase subjetiva la sensación que comparte con la práctica totalidad de los visitantes. «Lo mejor de este recinto es la libertad que da a quien lo visita para descubrir poco a poco todos los rincones del castillo. Es una sorpresa continua. Naturalmente, este año nada es como solía ser; muchas de las actividades que preparábamos no pueden hacerse ahora, como las visitas nocturnas; mantenemos las visitas guiadas con grupos reducidos». Ana cree que la mejor vista del interior la ofrece el Torreón del Hospital, en el extremo opuesto a la entrada. «Eso sí, no se puede dejar de subir a la terraza superior, con una vista increíble en 360 grados y todos los niveles del castillo solo para tus ojos».

Las mejores vistas desde las almenas de Peracense

El patio presenta una exposición permanente de armas de asedio a tamaño natural. «Los guías –Jesús y Antonio, menores de Acrótera, son los veteranos en la plaza– invitamos a la gente a que se pare a leer las cartelas, porque se descubren particularidades de cada arma y su funcionamiento. Teniendo además como telón de fondo la muralla, la posibilidad de meterte en contexto es mucho mayor». El gran ariete, los trebuchets, la rueda de fuego y la árabe Qaws Al Ziyar son las piezas más llamativos. La mentada pieza árabe es artillería musulmana de torsión, dos grandes piezas en forma de cubo (tres metros de altura) con un bastidor para el lanzamiento de una gran flecha; hacían falta 20 hombres para cargarla y los proyectiles eran de dos kilos. La rueda de fuego consta de dos ruedas de carro unidas por tablones; con interior relleno de sustancias inflamables; se prendían y se lanzaban ladera abajo, haciendo estragos entre los soldados.

Las visitas escolares al castillo son sobre todo en septiembre y octubre, y el mes siguiente se descansa lunes y martes, y de octubre a abril se abre solamente los fines de semana. Para visitas guiadas hay que contactar al 620 863 078 para concertar día y hora de visita, o escribir al correo arqueojesus@acrotera.net.

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