El Melón de Torres de Berrellén ya es marca registrada

La iniciativa para recuperar este histórico cultivo ha ganado una batalla legal que permitirá a los productores etiquetar sus frutos bajo este nombre.

Chuma Sahún (de azul) y Jesús Causapé, con un melón de Torres.
Chuma Sahún (de azul) y Jesús Causapé, con un melón de Torres.
C.S.

El 4.032.476 no es solo un número para la Asociación de Amigos del Melón de Torres de Berrellén. Detrás de estos dígitos, que corresponden a su registro como marca, hay toda una historia que comenzó hace ya cinco años para recuperar este histórico cultivo y una batalla legal ganada tras largos meses de gestiones con la Oficina Española de Patentes y Marcas.

A partir de ahora, aquellos productores que utilicen semilla autóctona de este melón podrán etiquetar sus frutos con la marca Melón de Torres de Berrellén. Por eso, tanto Chuma Sahún como Jesús Causapé, impulsores de la recuperación de este cultivo histórico, consideran que ser marca registrada da cobertura legal al melón de Torres y es un espaldarazo importante para la comercialización de este fruto, con unas características que lo hacen diferente.

"Se estima la convivencia de la marca solicitada con las marcas oponentes (...) por sus diferencias gráfico-denominativas, considerando que no existe riesgo de confusión en el público ni asociación con las marcas anteriores".

El melón de Torres "tiene un tamaño generoso –explica Sahún, quien asegura que de media está en cinco kilos de peso, aunque algunos ejemplares pueden llegar a los ocho–, tiene corteza con surcos profundos, es dulce y tiene mucho sabor".

Sahún detalla que esta variedad recuerda al melón de antaño y que su corteza, más gruesa, hace que pueda conservarse durante más tiempo. Existen dos variedades: de corteza verde y blanca, aunque el más auténtico es el verde. Además, los investigadores consideran que las características del agua y la tierra de Torres –por su nivel de cloruro sódico– lo hacen aún más sabroso.

"Tras argumentar la singularidad y propiedades del melón de Torres de Berrellén, los jueces han dado la razón a este apreciado fruto torrero, y por extensión de la comarca Ribera Alta del Ebro, donde se pretende que pueda utilizarse la marca protegida, siempre que se cumplan los estándares de calidad del producto", añade Sahún. Este recuerda que, a nivel doméstico, hay decenas de productores locales, pero a nivel comercial, solo uno. "Hemos hablado con el Centro Especial de Empleo Gardeniers de Atades –dedicado a la agricultura ecológica y con el que en 2018 firmaron un acuerdo de colaboración para la recuperación de esta fruta– para ver si quieren comercializarlo bajo esta marca. El registro puede servir de acicate para que más gente se anime a hacerlo".

Un empeño compartido

Desde niño, Chuma Sahún siempre había oído la historia de que hasta mediados del siglo XX el melón de su pueblo se vendía por todo el mundo. Y, aunque ni su formación académica ni su trabajo en una consultoría energética tienen que ver con esto, pudieron las ganas por investigar y recuperar parte de la tradición de Torres de Berrellén. A su empeño enseguida se sumó Jesús Causapé, un geólogo también natural del mismo municipio que compartía, como él, el sueño de recuperar este cultivo que prácticamente desapareció en los años sesenta.

Inicialmente se sirvieron de la colaboración de los mayores del pueblo para tratar de conseguir semillas. También cuentan con la ayuda de investigadores del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (CITA) y los apoyos puntuales del Instituto Geológico y Minero, del Ayuntamiento de Torres de Berrellén y de la Asociación para el Desarrollo de la Ribera Alta (Adrae).

Aunque el proyecto echó a andar hace unos cinco años, fue hace dos cuando se creó la Asociación de Amigos del Melón de Torres. Además, el CITA tiene centros experimentales y en el pueblo de Torres también hay un huerto cooperativo con un ensayo que ya ha cumplido dos años. "Parece que se está venciendo la hibridación que había", concreta Sahún.

Una acreditación internacional

Para los impulsores de este proyecto es también muy importante el reconocimiento que han conseguido gracias al movimiento internacional Slow Food, que ha acreditado al Melón de Torres de Berrellén como producto dentro de su catálogo ‘Arca del Gusto’. Su inclusión en este documento protege y valora a nivel mundial aquellos alimentos únicos para la conservación de la biodiversidad.

Este melón tiene unas características que lo diferencian del resto.

Las características

Tamaño. Puede pesar hasta ocho kilos, aunque la media está en cinco.
Corteza. Tiene surcos profundos y la corteza es más gruesa, lo que permite que se conserve más tiempo.
Sabor. Es muy dulce y los investigadores creen que las características del agua y la tierra de Torres –por su nivel de cloruro sódico– lo hacen aún más sabroso.
Variedades. Verde y blanco, aunque el que más se cultivaba era el verde.
Historia. Hasta mediados del siglo XX se vendía por todo el mundo. Dejó de cultivarse en los años sesenta. Las semillas que se guardaban habían hibridado.

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