historia 

El 40 aniversario del diplomático Ángel Sanz Briz puede hermanar Zaragoza y Budapest

Homenaje de la ciudad a la figura del aragonés, que salvó a más de 5.000 judíos en la capital húngara en 1944

Homenaje a Ángel Sanz Briz en Zaragoza
Homenaje a Ángel Sanz Briz en Zaragoza
Daniel Marcos

La celebración del 40 aniversario del fallecimiento del diplomático zaragozano Ángel Sanz Briz, que salvó a más de 5.000 judíos del Holocausto nazi en Budapest durante 1944, ha abierto la posibilidad de que las dos ciudades se hermanen. La embajadora española en Hungría, Anunciada Fernández de Córdova, se lo comunicó al encargado de la Comisión del aniversario, el profesor Miguel Ángel Pallarés. El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, aprovechó ayer su participación en el acto en el cementerio de Torrero para acoger la propuesta.

Fuentes municipales confirmaron que ya hay negociaciones y Budapest podría ser la octava ciudad hermanada con Zaragoza tras Atizapán (México), Belén (Palestina), Biarritz (Francia), Canfranc, Campinas (Brasil), Coimbra (Portugal), Córdoba (Argentina) y Dailan (China).

Azcón recuperó el término «héroe» para calificar al diplomático zaragozano porque su acción será recordada «como un acto de grandeza y valentía que nos reconcilia con la naturaleza del ser humano». El alcalde recodó que Sanz Briz es uno de los siete españoles reconocidos como ‘Justo entre las naciones’ por el Estado de Israel y por eso considera como una «obligación moral» guardar la memoria de este vecino por haber encontrado «la respuesta acertada y el comportamiento adecuado» en «los momentos más difíciles y oscuros».

Carta de su familia 

Por su parte, Miguel Ángel Pallarés leyó una carta remitida por la familia de Ángel Sanz Briz, que reside entre Madrid y Santander, por no poder desplazarse a Zaragoza por la covid-19 en este acto que se hizo en su tumba del cementerio de Torrero.

Los hijos del diplomático rememoraron que su padre siempre llevó a Aragón en su mente y en su corazón desde sus años jóvenes en los Escolapios, donde aprendió «la honradez y la lealtad», que fueron «el norte de su vida». Explicaron que llegó con 33 años a Budapest, «una ciudad culta y agradable» que «pasó a ser un infierno el 19 de marzo de 1944, el día en el que las tropas nazis invadieron Hungría».

Así empezó la persecución y exterminio de los judíos en la capital, que eran unos 800.000, recuerda la familia. Miles de ellos fueron arrojados a las aguas del Danubio para que se ahogaran, mientras el resto fueron conducidos en trenes de ganado a campos de exterminio. En la misiva recuerdan que su padre acudía a los andenes de la estación de ferrocarril buscando judíos a los que los nazis llevaban a la muerte. «Él los salvaba pese a la severa vigilancia que los rodeaba», señalaron.

La presidenta de Sefarad Aragón, Timna Segal, leyó una oración en judío para recordar a Sanz Briz, en cuya tumba dejaron una piedra y encendieron una vela, dos ritos habituales para llamar a la eternidad de los fallecidos.

El párroco de Valdespartera, Antonio Moreno, defendió al «Schlinder español» que se propuso «salvó a los judíos sefardíes, a los que España había expulsado en 1492», y hasta compró pisos para esconderlos. Acabó con una oración cristiana en su memoria.

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