Covid-19

Alivio entre la industria exportadora, que puede volver a trabajar para cumplir sus contratos

El Gobierno exime ahora a estas empresas de la paralización total de la actividad por el coronavirus

El Gobierno permite que la industria exportadora mantenga su actividad para cumplir sus contratos con clientes internacionales.
El Gobierno permite que la industria exportadora mantenga su actividad para cumplir sus contratos con clientes internacionales.
Guillermo Mestre

"Han sido tres días de locura", reconocen tanto especialistas en asesoramiento jurídico para comercio exterior como responsables de transitarios. Pero la industria exportadora respira ahora con alivio al saber que la paralización total de la economía (excepto para las actividades que se consideran esenciales) no les impedirá cumplir los contratos que tenían vigentes con sus clientes internacionales.

El Gobierno, a través del Ministerio de Industria, emitió el martes una nota interpretativa con la que permitía a las empresas cumplir con sus obligaciones de exportación e importación de mercancías. "Es una buena noticia, un balón de oxígeno para el sector manufacturero que tanto dinero y tiempo ha invertido en abrirse paso en los mercados internacionales". Así lo señalaron este miércoles, repitiendo casi las mismas palabras, Valle García de Novales, socia directora de AV Asesores, despacho aragonés especializado en comercio exterior, y Óscar Calvo, director gerente de JCV Shipping, transitario marítimo, que reconocieron que "la incertumbre y los continuos cambios nunca benefician a las empresas".

Es cierto también que la nota interpretativa generó momentos de dudas entre los que consideraban que solo se podía dar salida a aquella producción que estaba ya fabricada y almacenada o esperando para ser recepcionada y entre los que consideraban que la flexibilización del Gobierno permitía también la actividad productiva. Pero García de Novales lo deja claro: "La nota dice que quedan exceptuadas del permiso retribuido recuperable las personas trabajadoras en actividades de importación y exportación de todo tipo de productos y bienes materiales necesarios para el abastecimiento o el cumplimiento de contratos internacionales", leyó textualmente esta experta, que insistió en que esta medida no solo permite mantener la actividad para terminar los pedidos que tenían preparados sino fabricar aquellos productos que ya tienen plazos de entrega.

El "roto" que no poder cumplir estos contratos de venta habría causado en las empresas, según estos expertos, habría sido mayúsculo. Primero porque podrían haber perdido un cliente y un mercado "que supone una fuerte inversión de dinero y tiempo y que cuesta hasta entre cuatro y cinco años consolidar", advirtió Calvo. Segundo, porque perdería un importante ingreso y además la posibilidad de conseguir nuevos contratos futuros. Y, sobre todo, destacó García de Novales, porque "supondría tener que enfrentarse a penalizaciones millonarias por incumplimiento de contrato".

También la imposibilidad de disponer de las mercancías que muchas empresas importan hubiera tenido un negativo impacto para las compañías, porque el almacenamiento de sus productos en los puertos "genera unos importantes gastos de ocupación", matizó Óscar Calvo.

Y ambos reconocieron que aunque los clientes hubieran podido entender que la paralización de los envíos no estaba causada por la industria, sino por la situación de estado de alarma en el que vive el país por el Covid-19, aseguraron que cuando un cliente necesita una producción y no la encuentra en su mercado habitual acude a otro. "Cuando es una situación generalizada para todo el mundo es más fácil que la gente lo entienda, pero si en China la situación se está normalizando, los clientes que no puedan comprar en Europa porque sus proveedores están cerrados lo tendrán muy en cuenta, pero terminarán comprando en Asia", explicó la abogada especialzada en comercio exterior.

Vuelta al puesto de trabajo

Aunque ahora respira con cierto alivio, lo cierto es que la industria exportadora ha vivido desde el pasado sábado en una auténtica montaña rusa. Cuenta el director gerente de JVC Shipping que la "locura" comenzó el sábado, cuando el presidente del Gobierno anunció el endurecimiento de las medidas de confinamiento. A escasos minutos de que terminara el domingo llegó el decreto "y las empresas tuvieron que reorganizarlo todo, incluso cancelar y avisar a sus clientes de que no podían trabajar porque no eran esenciales", destacó. Y el lunes, por si no había ya suficiente terremoto, se acordó que la paralización de la economía se demoraba un día. "Se volvió a volver a poner en marcha lo cancelado y se volaba para sacar todo lo almacenado", explicó Calvo, que detalló que "cuando todo el mundo se había hecho a la idea de que tenía que parar porque su actividad no era esencial llegó la nota interpretativa y otra vez a ponerse en marcha".

Esta misma situación se ha vivido en el despacho de AV Asesores, donde el 80% de sus clientes, que se habían visto obligados a cerrar, volvían este miércoles  a realizar los trámites necesarios para reiniciar la actividad con la plantilla necesaria para cumplir esos contratos. Unos trámites, como explica García de Novales, necesarios para que sus suministradores y proveedores dispongan de los certificados necesarios que les acreditan como un sector imprescindible para mantener esa actividad. Y también para que sus trabajadores, que estaban en casa con permiso retribuido recuperable, vuelvan a sus puestos de trabajo, con toda la cobertura exigida para justificar sus desplazamientos y con las medidas de seguridad necesarias para garantizar, sobre todo, su salud.

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