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Un judío belga salvado de los nazis por una familia cristiana

Un superviviente del Holocausto participa en el Ayuntamiento de Zaragoza en el 75 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz (Polonia).  

El judío Enrique (Zvi) Szlamowicz participó ayer en el Ayuntamiento de Zaragoza en el homenaje a las víctimas del Holocausto, por el 75 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz.
El judío Enrique (Zvi) Szlamowicz participó ayer en el Ayuntamiento de Zaragoza en el homenaje a las víctimas del Holocausto, por el 75 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz.
Oliver Duch

Cuando el judío Enrique (Zvi) Szlamowicz nació en Bélgica en 1942, sus padres temían que la ocupación nazi les hiciera perderlo a él y a su hermana de 9 años. Pero consiguieron, a través de un cura, miembro de la Resistencia, que él fuera salvado por una familia cristiana y la chica se refugiara en un convento de monjas. Sus padres fueron apresados por las tropas nazis y conducidos al campo de concentración de Auschwitz (Polonia), el país de donde procedían. Su madre murió allí y su padre sobrevivió. Enrique, que hoy tiene 77 años, contó ayer su historia en el Ayuntamiento de Zaragoza en un acto de homenaje a los seis millones de judíos asesinados por los nazis, en el marco del 75 aniversario de la liberación de ese campo de exterminio nazi.

«Hitler estará revolviéndose en su tumba», proclamó el judío, porque después de salvarse del Holocausto, él tiene «seis hijos, 16 nietos y tres biznietos». Zvi Szlamowicz, un profesor de secundaria que reside en Israel desde 1971, precisó que fue salvado gracias a una pareja cristiana de Bruselas, que lo escondió durante tres años y con los que mantuvo relación por carta o teléfono hasta que fallecieron. Al final de la Segunda Guerra Mundial se reunieron el padre y sus dos hijos para recomponer su vida entre Bolivia, Brasil y, finalmente, Israel.

«No hay que olvidar. Vengo a contar mi historia porque soy de los últimos que ya puede hacerlo porque casi todos tiene más de 90 años o no quieren», reconoció. De hecho, su padre nunca lo ha relatado y evitaba hacerlo cuando los hijos se lo preguntaban. «Se nos hizo muy difícil vivir a la sombra de un padre que sufrió una guerra y perdió a su mujer. Tenía miedo, no dormía y estaba muy nervioso. No creía en Dios, por lo que vivió y nos crió sin creencias», detalló.

Lo que Szlamowicz conoce del Holocausto y Auschwitz fue porque su hermana mayor lo recuerda todo, como cuando salía a por pan y leche y sus padres se refugiaban en casa hasta que los detuvieron con la estrella de David. Enrique ha regresado con sus alumnos al campo de concentración y, frente al peligro que supone la crisis económica con el antisemitismo, él tiene «esperanza» en la generación de los últimos jóvenes que conoce porque «son más democráticos que la anterior y no permitirán el holocausto».

El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, se mostró en el evento partidario de difundir «el horror y el dolor» del genocidio para «no olvidar lo que ocurrió en el pasado y no volver a repetirlo en el futuro». «Nosotros queremos aportar nuestro granito de arena, desde el Ayuntamiento de Zaragoza, para que no se olvide lo que significó el Holocausto y el nacionalsindicalismo, además de la barbarie y dolor que supuso», dijo ante los medios.

En el acto, donde participaron miembros de todos los partidos políticos y varias asociaciones, se encendieron seis velas en recuerdo de los seis millones de judíos asesinados por el régimen nazi. Tres profesores del Conservatorio de música interpretaron una canción de la película ‘La lista de Schlinder’, de Steven Spielberg.

40 años de la muerte del diplomático Ángel Sanz Briz

El alcalde Jorge Azcón recordó ayer que este año Zaragoza va a celebrar el 40 aniversario de la muerte del diplomático zaragozano Ángel Sanz Briz, quien salvó a 5.500 judíos en Budapest (Hungría) y fue nombrado Justo entre las Naciones, como el grausino Sebastián Romero, cónsul español en Grecia, quien ayudó a cientos de sefardíes. Azcón calificó al diplomático como «un auténtico héroe» y señaló que «lo que él y otros como él hicieron nos conmueve» .

El comisario de esta celebración, Miguel Ángel Pallarés, precisó que se realizará una jornada de convivencia escolar el 11 de junio, el día del fallecimiento de Sanz Briz, con una escenificación que se celebrará en el cementerio de Torrero.

En este sentido, Pallarés detalló que todos los actos previstos seguirán «una línea pedagógica». El 21 de octubre se celebrará también una exposición en el cementerio sobre la vida del diplomático aragonés, a la que asistirán sus familiares y autoridades, con una ofrenda de flores en su tumba. El 22 y el 23 de octubre se hará un coloquio sobre el Holocausto en la Facultad de Ciencias de la Educación.

La solidaridad de los deportados, vigente en la actualidad

Aragón rindió ayer, en el Palacio de la Aljafería, un homenaje a las víctimas del holocausto 75 años después de la liberación de los campos nazis de concentración y exterminio en Europa, en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial.

Actos de este tipo se celebran desde hace una década, ya que el primero tuvo lugar en 2010 por iniciativa de Rolde de Estudios Aragoneses y de la Amical de Mauthausen, en la misma Sala Goya del Palacio de la Aljafería, sede de las Cortes de Aragón. El de ayer se celebró a las 19.30.

El delegado de Amical en Aragón, Josep San Martín, destacó que «la solidaridad y justicia social que mostraron los deportados españoles en el campo de concentración de Mauthausen» puede servir como ejemplo en el siglo XXI ante el «desconcierto ideológico» ante el que, dijo, se encuentra la sociedad actual.

En su mensaje, el delegado de Amical, que reside en Fraga, destacó que su tío Manuel San Martín fue uno de los que sobrevivió después de estar cuatro años en el campo de concentración y «fue camuflado por sus compañeros» para sobrevivir.

Este año, el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto y Prevención de los Crímenes contra la Humanidad tiene como lema ‘Mantengámonos juntos’, en sintonía con el que tiene la organización Naciones Unidas, ‘Recuerdo y enseñanza del holocausto en pro de la justicia global’.

En el acto de ayer intervinieron representantes de los colectivos perseguidos por el nazismo, como la nieta del republicano turolense deportado a Mauthausen y muerto en el campo de concentración de Gusen (Francia), Elena Blasco; alumnos de los institutos zaragozanos Clara Campoamor y Miguel Catalán, como testimonio de transmisión de memoria entre las generaciones más jóvenes; miembros del colectivo gitano, el Towanda, en representación del colectivo LGTBQI, y de la fundación Rey Ardid, en representación de los discapacitados.

Asimismo, los alumnos del instituto Miguel Catalán mostraron sus experiencias en el viaje que hicieron al campo de concentración de Mauthausen. Por su parte, los estudiantes del Clara Campoamor desmenuzaron las conclusiones de un trabajo que se ha centrado en los judíos sefardíes que fueron deportados de Tesalónica en colaboración con otro centro de esa localidad griega.

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