historia 

Un capitán general con derecho al himno nacional, versión larga

En un siglo, los restos han salido dos veces, para el juramento del primer Justicia en 1987 y por obras en San Cayetano en 1997

Miembros de la Hermandad de la Sangre de Cristo traslada la urna de los restos atribuidos a Juan de Lanuza en la iglesia de San Cayetano.
Miembros de la Hermandad de la Sangre de Cristo traslada la urna de los restos atribuidos a Juan de Lanuza en la iglesia de San Cayetano.
José Miguel Marco

La una de la tarde era la hora fijada por la Hermandad de la Sangre de Cristo para que se escuchara el himno nacional versión larga en el órgano de la iglesia de San Cayetano como preludio de su traslado y por el reconocimiento que tiene Juan de Lanuza, Justicia de Aragón, como capitán general. Ignacio Navarro era el organista que interpretó este jueves la música ante una veintena de personas que asistieron al traslado histórico y el miembro de la Sangre de Cristo que ha buceado en los documentos de esta historia.

«Alfonso XIII y el presidente del Consejo de Ministros ya reconocieron a Juan de Lanuza como capitán general en un real decreto aprobado en 1914, cuando fue trasladado desde el Ayuntamiento de Zaragoza hasta la iglesia de San Cayetano», detalló el documentalista Ignacio Navarro. «Pero también lo hizo la reina Isabel II en 1869, cuando el Gobierno creó el Panteón de Ilustres y se llevó la mitad de su cuerpo a Madrid, ya que el Ayuntamiento de Zaragoza se quedó con su cráneo. Al final lo devolvieron porque no cuajó el proyecto».

El secretario de la Hermandad de la Sangre de Cristo, Ricardo Marzo, explicó a los asistentes que hasta ayer los restos atribuidos a Juan de Lanuza V (como se le conoce) solo habían salido en el último siglo dos veces por motivos muy distintos. Primero fue en 1987, cuando Aragón constituyó en la democracia la figura del Justicia, con Emilio Gastón, y fue trasladado al acto celebrado en Tarazona, cuando el presidente de las Cortes era Juan Bautista Monserrat. Y luego en 1997 por las obras que se hicieron en San Cayetano durante casi un año, cuando se lo llevaron a la iglesia de Santo Tomás de Aquino.

Cuatro hermanos de la Sangre de Cristo, que llevaban sus medallas y guantes oscuros, procedieron al traslado desde donde está ubicado sobre un medallón que recuerda al Justicia, situado cerca del altar. No solo lo llevaron entre los cuatro sino que lo custodiaron otros dos, que enarbolaron las banderas de Aragón y de la Hermandad hasta la puerta de la iglesia. Allí se cargó en la furgoneta ante la presencia del Justicia de Aragón, Ángel Dolado, y los investigadores.

Varios motoristas de la Policía Local, un coche de la Policía Nacional y otro camuflado acompañaron a la Sangre de Cristo desde la plaza del Justicia hasta el edificio de la Facultad de Medicina, donde se procedió a abrir la urna. Salvador Baena, el investigador principal, sacó un ejemplar de HERALDO del 17 de octubre de 1914. Había otro periódico al lado del cráneo y varios huesos.

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