El líder japonés

Tengo la costumbre de ir a La Romareda al principio de la temporada con un amigo para ver si ese año se puede vivir la ilusión de que el Real Zaragoza regrese a Primera, como le corresponde por su historia, aficionados y población. Antes de entrar ya se palpaban nuevas sensaciones, como se vio en la presentación multitudinaria del jugador japonés Shinji Kagawa, que movilizó a 7.000 personas. Aunque él no quiere ser el líder, sus abrazos a los compañeros al final del partido eran como si fuera el capitán o el hermano mayor tras ganar una final. "Mañana vamos a ganar, sí o sí", anunció la víspera en su Twitter, que siguen 1.644.811 personas (el primer futbolista de Japón y tercer deportista del país con más fieles). Y acertó. "Gracias por vuestro apoyo en el primer partido con Zaragoza en el que pudimos conseguir la victoria. Vamos a seguir luchando en el segundo partido también", agradeció en la red.

Su juego creativo, que nos trasladó a la época de Santiago Aragón y al equipo de la Recopa, su finura e inteligencia, que destacó mi compañero José Miguel Tafalla, y todo lo que movilizan los albores de la Liga ayudan a entender cómo le aplaudió el público al cambiarlo Víctor Fernández. Varios grupos de japoneses, que vestían su camiseta del número 23, se sumaron como zaragocistas al partido, que cubrieron medios de comunicación de su país. Un colega nipón del diario Asahi Shimbun me contó que mandarán un experto en deportes a Zaragoza para seguirlo. Este líder japonés ha abierto una etapa, con 27.000 socios, y espero que tenga buena suerte: ‘kooun o inorimasu’.