El plan de domingo electoral en el que el orden de los factores no altera el producto (vermuteo, votación, comida familiar) ya es parte inherente de unas elecciones, pero ha sido así desde siempre.

De las catorce convocatorias a elecciones generales, las tres primeras no se celebraron en domingo, sino en miércoles (1977) y jueves (1979 y 1982).

Las primeras elecciones de 1979, exclusivamente municipales, se celebraron un martes. Las siguientes, que ya fueron también autonómicas, se celebraron en domingo, y HERALDO lo señalaba así el 9 de mayo de 1983: "La jornada de ayer fue una auténtica aproximación a la realidad electoral para muchos niños. Aprovechando su día de fiesta, miles de pequeños se acercaron, tal vez por primera vez en sus vidas, al sanctasanctórum de la democracia; estuvieron junto a las urnas en los colegios electorales mientras sus padres votaban".

La celebración electoral en día festivo supuso un pequeño empujón a la participación en Aragón (del 61,12% al 65,31). Las elecciones de 1987 fueron las últimas que se celebraron entre semana (en concreto, un miércoles).

La ley electoral vigente establece la obligación de celebrar las elecciones municipales el último domingo del mes de mayo.